jueves, 15 de septiembre de 2011

Habla la maestra



Llego a la escuela todos los
días renovada en mi alma la flor del
cariño a mis alumnos. Dejo en la
puerta de entrada, como se deja el
polvo de la calle, toda la angustia, el
pesimismo que pudiera tener:
Y entro, llena el alma de la
blanca luz del optimismo sano que
vierto como la bendición sobre la
cabecita de mis alumnos.
Y siempre, siempre prefiero
llegar a su corazón antes que a su
cerebro, porque el cerebro pueden
llenarlo cuando grandes, en la vida,
ellos mismos estudiand, pero el
corazón, si no se llena cuando es
tierno, queda vacío para siempre.

Herminia Brumana

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Aprecio mucho su comentario. Cordialmente, Mirta Delia.