martes, 1 de noviembre de 2011

Primer amor


Señor:
mi poema para tí, y con él toda mi vida.
Ser tu instrumento quisiera,
laboriosas manos en tu gran obra;
quiero ofrecerte este corazón que no olvida
que en la más triste hora,
sin mirar mis pecados, mis tropiezos,
perdón y amor, a manos llenas me ofrecías.
Cuando tus ojos santos sobre mí se posaron,
¿y quién era yo para semejante honor?
Los afanes del mundo me habían arrasado
y aún así, de misericordia se inflamó tu corazón.

Te quiero, Padre,
mis ojos, mi voz, tras de ti se van,
si mis pasos, hoy son firmes
y mi existencia de amor rebozante,
es porque comprendí que desde tu trono celestial
mucho antes que yo me amaste.

¿Cómo no darte mi corazón?
¿Cómo no sonreír y alabarte
si he recibido tu perdón,
si con tu preciosa sangre mi salvación compraste
y hacia ti tiernamente me guiaste?

¡Oh! ¡Qué grande es tu amor y qué humilde mi regalo!
Tan sólo un manojo de palabras hechas poesía...

Mirta López de Eisenkölbl

As.19.03.83

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aprecio mucho su comentario. Cordialmente, Mirta Delia.