martes, 20 de septiembre de 2011
La escuela de noche
jueves, 15 de septiembre de 2011
Oda al Diccionario

Letras

La maestra rural

La maestra era pura.
“Los suaves hortelanos”, decía,
“de este predio, que es predio de Jesús,
han de conservar puros
los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos,
para dar clara luz”.
La maestra era pobre.
Su reino no es humano.
(Así en el doloroso sembrador de Israel).
Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano
¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!
La maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
era ella la insigne flor de su santidad.
¡Dulce ser! ¡En su río de mieles, caudaloso,
largamente abrevaba sus tigres el dolor!
Los hierros que le abrieron el pecho generoso
más anchas le dejaron las cuencas del amor:
¡Oh, labriego, cuyo hijo de su labio aprendía
el himno y la plegaria, nunca viste el fulgor
del lucero cautivo que en sus carnes ardía;
pasaste sin besar su corazón en la flor!
Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendiste
su nombre a un comentario brutal o baladí?
Cien veces la miraste, ninguna vez la viste,
y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti.
Pasó por él su fina, su delicada esteva,
abriendo surcos donde alojar perfección.
La albada de virtudes de que lento se nieva
es suya, Campesina, ¿no le pides perdón?
Daba sombra por una selva su encina hendida
el día en que la muerte la convidó a partir:
Pensando en que su madre la esperaba dormida,
a La de Ojos Profundos se dio sin resistir:
Y en su Dios se ha dormido, como en cojín de luna;
almohada de sus sienes, una constelación;
canta el Padre para ella sus canciones de cuna
y la paz llueve largo sobre su corazón.
Como un henchido vaso, traía el alma hecha
para dar ambrosía de toda eternidad;
y era su vida humana la dilatada brecha
que suele abrirse el Padre para dar claridad.
Por eso aún el polvo de sus huesos sustenta
púrpura de rosales de violento llamear:
¡Y el cuidador de tumbas, como aroma, me cuenta
las plantas del que huella sus huesos, al pasar!
Gabriela Mistral
Habla la maestra

Los pollitos
Madre-Maestra
El maestro de escuela
martes, 13 de septiembre de 2011
Tránsito del maestro
En qué región inédita y callada
Está tu voz antigua, ya dormida,
En qué playa sin nombre y desmedida
Yace tu barca azul desmantelada.
En qué aula celeste de la nada
Das tu clase de estrellas florecida,
A qué ángeles de faz amanecida
Dices tu geometría enamorada.
Maestro. Amigo. Padre. Cabalmente
Eres ahora el imposible ausente
En nuestro corazón adolorido.
Porque al llamar tu nombre
Iluminado,
Derramando tu luz a nuestro lado
Se rompe como un cántaro el olvido.
César López Ocón
El corro luminoso

Corro de la niñas,
corro de mil niñas
a mi alrededor:
¡oh, Dios, yo soy dueña
de este resplandor!
En la tierra yerma,
sobre aquel desierto
mordido de sol,
¡mi corro de niñas
como inmensa flor!
En el llano verde
al pie de los montes
que hería la voz,
¡el corro era un solo
divino temblor!
En la estepa inmensa,
en la estepa yerpa
de desolación
¡mi corro de niñas
ardiendo de amor!
En vano queréis
ahogar mi canción:
¡un millón de niños
la canta en un corro
debajo del sol!
En vano queréis
quebrarme la estrofa
de tribulación:
¡el corro la canta
debajo de Dios!
Gabriela Mistral
jueves, 8 de septiembre de 2011
Himno a Sarmiento

la fatiga, tu descanso y calma;
la niñez, tu ilusión y tu contento,
la que al darle el saber, le diste el alma.
Con la luz de tu ingenio iluminaste
la razón, en la noche de ignorancia.
Por ver grande a la Patria tú luchaste
con la espada, con la pluma y la palabra.En su pecho, la niñez de amor un templo
te ha levantado y en él sigues viviendo,
y al latir, su corazón va repitiendo:
"¡Honor y gratitud al gran Sarmiento!
¡Honor y gratitud! ¡Y gratitud!"
¡Gloria y loor! ¡Honra sin par
para el grande entre los grandes,
padre del aula, Sarmiento inmortal!
¡Gloria y loor! ¡Honra sin par!
martes, 6 de septiembre de 2011
Estaba la Catalina

Estaba la Catalina sentada bajo un laurel,