jueves, 30 de junio de 2011
Mi bandera
Aquí está la bandera idolatrada,
la enseña que Belgrano nos legó,
cuando triste la Patria esclavizada
con valor sus vínculos rompió.
Aquí está la bandera esplendorosa
que al mundo con sus triunfos admiró,
cuando altiva en la lucha y victoriosa
la cima de los Andes escaló.
Aquí está la bandera que un día
en la batalla tremoló triunfal
y, llena de orgullo y bizarría,
a San Lorenzo se dirigió inmortal.
Aquí está, como el cielo refulgente,
ostentando sublime majestad,
después de haber cruzado el Continente,
exclamando a su paso: ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad!
Canción de Natacha

Se enojó la luna,
se enojó el lucero,
porque esta niña
vino con el sueño.
Duérmete, Natacha,
haré que el lucero
te haga una almohadita
de albahaca y romero.
El sueño hoy no quiere
venir por acá.
Anda ratoncito,
a ver dónde está.
-Señora, mi ama,
yo la vi bailar
con dos damas rubias
en la casa real.
-Dile que Natacha
se quiere dormir.
Que mi niña es buena
como un serafín.
-Que venga en seguida
y le daré yo,
un collar de plata
y un limón de olor.
Juana de Ibarbourou
miércoles, 29 de junio de 2011
Juramento a la bandera paraguaya

¡Salud hermosa bandera de mi Patria amada! En este día venimos a depositar bajo tu sombra, a fin de que ondees siempre bella y triunfante, adondequiera te lleve la fuerza del destino.
Compañeros: ¿Queréis que el rojo de nuestra bandera sea siempre el símbolo de la gloria, que evoque el deber de todo paraguayo, de verter su sangre en defensa de la integridad e independencia de nuestra Patria?
Alumnos: ¡Sí, lo queremos!
¿Queréis que el blanco de nuestra bandera sea siempre evocadora de paz y confraternidad en el horizonte de nuestra Patria?
Alumnos: ¡Sí, lo queremos!
¿Queréis que el azul de nuestra bandera sea siempre evocador de grandeza como el cielo de nuestra Patria?
Alumnos: ¡Sí, lo queremos!
¿Queréis, en fin, que esta tricolor bandera sea siempre evocadora de paz y de justicia, de prosperidad y bienestar?
Alumnos: ¡Sí, lo queremos!
Pues bien, juremos en este día memorable que la amaremos eternamente y la defenderemos con todo el fervor y entusiasmo de nuestros corazones y con toda la energía de nuestros brazos.
Todos (levantando el brazo derecho hacia el frente): ¡Sí, lo juramos!
Setenta balcones y ninguna flor

Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡Dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?
¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?
Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave...
¡Setenta balcones y ninguna flor!
Baldomero Fernández Moreno
martes, 28 de junio de 2011
El malevo

Yo siempre quise tener un perro como la gente;
al fin, el tiempo y la esperanza me dieron uno,
pero bien mirao es hombre de pocas pulgas,
yo no trancaba la puerta de mi rancho,
ni durmiendo..... ¿para qué?
si al lao de ajuera,
por malo que juera el tiempo,
arrejaba de colmillos
el coraje de mi perro.
Cimarrón, medio atigrado,
lo hallé perdido en las sierras
temblando de agusanao,
malo como manga é piedra,
tuve que echarlo enlazao
para curarle las bicheras,
y ahí se quedó aquerenciao.
Compañero de horas lerdas,
trotando bajo el estribo
ni calculaba las leguas,
y donde aflojaba cincha, mire...
se echaba a cuidar mis priendas.
Eso si… muy delicao,
manosearlo ni le cuento,
se ponía de ojo extraviao
y se le erizaba el pelo,
con que tenía bien ganao
su apelativo: ”El Malevo”.
Qué animal capacitao
pal trabajo en campo abierto,
había que verlo al Malevo
trajinando en un rodeo,
¿yo echar tropilla al corral??
Le silbaba entre los dedos,
Y embretao en el silbido
Me los traía sobre el viento,
Y era un abrojo prendido
A los garrones del trueno.
De ser cristiano...
clavao que era doctor ese perro.
Una vez, bandeando tropa,
con mucho agua en el Río Negro,
caí quebrao de un apretón
entre un remolino é cuernos,
y me ganó la mollera,
la oscuridad y el silencio.
Cuando volví a abrir los ojos,
cruzaba una nube el cielo,
gemidos y lambetazos
llegaban como de lejos.
De repente comprendí,
medio me senté en el suelo
para entregarle las gracias.
“Hermano, de ésta te quedo debiendo”,
no me hace a mí el pan bendito,
si no me sacas “Malevo”.
Y una inmensa gratitud
se me ganó en el garguero.
Bueno, la cosa pasó,
yo dentré pa´l casamiento;
hice el horno, la cocina…
Mi rancho estiró un alero
y en su chucara crinera
charqueó el arroró y el beso.
A los dos años,
gateaba mi gurí sobre un peleo,
o andaba por el guardapatio
prendido a la cruz del perro,
porque él me le sacó
las cosquillas al Malevo.
¡Lo habrá tomao por cachorro
é su cría el pendenciero!
le soportaba imprudencias,
se priestaba pa´ sus juegos
y ande amenazaba caerse
se le echaba bajo el cuerpo.
La cosa fue tan de golpe
que hasta me parece cuento,
fue después de un mediodía
como pa´ fines de enero,
yo me había echao en el catre
pa´ descabezar un sueño;
mi patrona trajinaba
proceando con el borrego,
y de repente aquel grito
como de terror: “¡ROSENDOOO! “
Y ya me pelé pal patio,
Manotiando el caronero.
Ella estaba contra el horno,
Tartamudeando en silencio,
Tenía el guricito alzao,
aprietao entre su pecho,
y avanzando agazapao,
como una fiera... ¡mi perro!
Asomaba unos colmillos como puñales,
los pelos se le habían parao de un modo
que costaba conocerlo,
y en la brasa de sus ojos
se habían quemao los recuerdos.
De un salto me le puse en frente,
le pegué el grito: “¡Malevo!”
Le vi saltar una baba.
“Está rabioso, Rosendo!”
“No te me acerques, hermano.
Eche pa tras... eche pa tras
¡Fuera perro!
De repente me saltó,
ladié pa´ un costao el cuerpo
y senti cómo la daga
le topaba contra el pecho,
y cayó casi sin ruido,
como una jerga en el suelo.
se arrastró .... lamió mis pies,
movió la cola una vez, dos veces ...
y quedó muerto.
No tenía pa´ elegir,
hermano, tabas enfermo;
fue por el cachorro, sabes?
que no, ¡no lo hubiera hecho!
Por eso es que desde entonces
no me gusta tener perro,
y cuando voy de a caballo
me parece que lo veo
seguir abajo el estribo,
trote y trote por el tiempo.
O. Rodríguez Castillo
Año Nuevo

Año nuevo, vida nueva,
Suena alegre en la guitarra,
Y al guitarrero, de vieja,
Se le está cayendo el alma.
Surcaba la noche azul
De berilos y esmeraldas,
Surtidores de cohetes,
Girasoles y girándulas.
Aire de fiesta en el aire,
Y en todos aire de danza.
En el puerto, las sirenas,
Y en la tierra, las campanas.
De esperanzas y proyectos
Está creciendo la casa,
Porque mañana amanece
La vida recién lavada:
-Torre de mi fortaleza,
Será la torre más alta.
-A Dios veré en todas partes,
Que debo a Dios la mirada.
-Aquel amor olvidado,
Iré a buscarlo mañana.
Blanco mantel, pavo de oro
Servido en fuente de plata,
El noble vino encendiendo
En los pechos nobles llamas.
Año nuevo, vida nueva,
Suena triste en la guitarra…
Se escucha pasar el tiempo
Por los fondos de la casa.
Y una mariposa negra
De la copa se levanta.
Conrado Nalé Roxlo
domingo, 26 de junio de 2011
La esmeralda

El rey quiere jugarse su reino
contra la esmeralda
fabulosa del extranjero.
La esmeralda que tiene
la mar dentro,
toda la mar con todos sus corales
y sus flores con profundo silencio.
Toda la mar con todos sus navíos
náufragos en el abismo inmenso,
por cuyos flancos rotos
se ven tesoros pretéritos,
entre espadas antiguas
y ancianos capitanes muertos.
La esmeralda en cuyos fríos reflejos
perdura el miedo
de la alta mar lejana como el cielo.
Como un entrechocar de calaveras
en el fondo de un féretro,
los dados han caído
en la mesa real
con golpe siniestro.
El rey ha perdido su reino,
con todas las alfombras de palacio,
con el alegre tintineo
de las copas de plata
y las roncas trompas de los monteros.
Con sus blandos cortesanos
y sus duros guerreros.
Con las cien ventanas
por donde salían a verlo
cien damas de raso y terciopelo.
Ya las hijas del rey
dejan sus diademas en sus alhajeros,
y llorando se casan
con tres palafreneros.
Ya del brazo las llevan hacia la oscura cuadra,
entre lágrimas nobles y risas de plebeyos.
En su féretro de oro
la reina madre lloraba en silencio.
El rey, espada en mano,
en las gradas del templo
disputaba su pan a los mendigos.
El león del escudo lo seguía
gimiendo como un perro.
Conrado Nalé Roxlo
viernes, 24 de junio de 2011
Calendario de festejos del Paraguay

FECHA CONMEMORACIÓN
01.03 Día de los Héroes
21.03 Día de la Poesía
21.03 Día mundial de la flora
22.03 Día mundial del agua
07.04 Día de la Salud
14.04 Día de las Américas
19.04 Día del indio americano
22.04 Día de la Tierra
23.04 Día del Libro
30.04 Día del Maestro
01.05 Día de los Trabajadores
05.05 Día de la Cruz Roja
05.05 Natalicio de Agustín Pío Barrios
15.05 Día de la Independencia Nacional
15.05 Día de la Madre
20.05 Día del Himno Nacional
05.06 Día del Medio Ambiente
11.06 Participación paraguaya en la
refundación de Buenos Aires
12.06 Día de la Paz del Chaco
15.06 Natalicio de Moisés Bertoni
19.06 Día del Árbol
21.06 Día del Padre
26.06 Día de la Lucha contra las Drogas
30.06 Día de la Solidaridad
05.07 Muerte de José de Antequera y
Castro y Juan de Mena
09.07 Natalicio de Josefina Pla
24.07 Natalicio del Mcal. F. S. López
28.07 Natalicio de Andrés Barbero
30.07 Día de la Amistad
08.08 Natalicio de Emiliano R. Fernández
14.08 Día de la Bandera Paraguaya
15.08 Día de la Fundación de Asunción
16.08 Día de los Héroes de Acosta Ñu
16.08 Día del Niño
22.08 Día del Folklore Paraguayo
23.08 Día de la Guarania y del Idioma Guaraní
27.08 Natalicio de José A. Flores
30.08 Día del Agente de Policía
05.09 Día del Prójimo
Mes de la Biblia
07.09 Aniv. muerte del Mcal. Estigarribia
08.09 Día de la Industria Nacional
20.09 Aniv. Muerte Gaspar R. de Francia
21.09 Día de la Juventud
29.09 Día del Pastor
29.09 Batalla de Boquerón
04.10 Día del Animal
05.10 Día del Camino
11.10 Día del Poeta Paraguayo
16.10 Día mundial de la Alimentación
17.10 Aniv. Muerte Silvio Pettirossi
31.10 Día del Ahorro
miércoles, 22 de junio de 2011
Los charrúas (Fragmento de Tabaré)

Serpiente azul, de escamas luminosas,
Que, sin dejar sus ignoradas cuevas,
Se enrosca entre las islas, y se arrastra
Sobre el regazo virgen de la América.
El Uruguay arranca a las montañas
Los troncos de sus coibas,
Que, entre espumas y grandes camalotes,
Al río como mar y al mar se entrega.
El himno de sus olas
Resbala melodioso en sus arenas,
Mezclando sus solemnes pensamientos
Con el del blando acorde de la selva;
Y el grito temeroso
Que lanza en los aires sus tormentas,
Contesta el grito de una raza humana,
Que aparece desnuda en las riberas.
Es la raza charrúa,
De la que el nombre apenas
Han guardado las ondas y los bosques
Para que evoque el alma de un poeta;
Nombre que aún reproduce
La tempestad lejana, que se acerca
Formando los fanales del relámpago
Con las pesadas nubes cenicientas.
Es la raza indomable
Que alentó en esta tierra,
Patria de los amores y las glorias,
Que al Uruguay y al Plata se recuesta;
La patria, cuyo nombre
Es canción en el arpa del poeta,
Grito en el corazón, luz en la aurora,
Fuego en la vida, y en el cielo estrella.
Juan Zorrilla de San Martin
¡Echa la simiente!

El surco está abierto, y tu suave hondor
Bajo el sol semeja una cuna ardiente
¡Oh, labriego, tu obra es grata al Señor!
¡Echa la simiente!
Nunca, nunca, el hambre negro segador
A tu hogar se llegue solapadamente.
Para que haya pan, para que haya amor,
¡Echa la simiente!
La vida conduce, rudo sembrador,
Canta himnos donde la esperanza aliente.
Burla la miseria y burla al dolor,
¡Echa la simiente!
Gabriela Mistral
Frase
Credo

Creo en Dios porque existo.
Si yo no existiese
No creería
Creo en Dios porque existe
Porque es el dueño de la vida.
Creo en Dios y aunque no creyera,
A Él no le afectaría.
Porque Él es tan poderoso
Mi creencia… ¿Qué le daría?
Creo en Dios, hay millones de pruebas,
Lo comprueban,
Existe sabiduría.
No soy nada y en Él creo
Él es eterno y me da la vida.
Daniel Cantero Molina (Paraguayo)
Epigramas
Diana de gloria

De súbito estallan las rosas,
Los lirios, y estallan los versos en salva floral,
Los viejos palmares despeinan al viento melenas gloriosas,
Y agita los bosques de lauros un soplo marcial.
De entre las cenizas de fuego sagrado, la luz resucita,
¡La aurora es! ¡por fin!
¡Repican los bronces! ¡Revuela la salva infinita!
¡Del labio del épico vate, recita
su diana mbajá de las glorias el áureo clarín!
Y el eco viril que retumba
Sacude los huesos del Héroe, caído al lanzazo imperial.
¡Sacude y despierta en su tumba
al férreo varón de la guerra que fue el Mariscal!
¿Lo veis? Galopando se va al campamento,
Jinete en su blanco corcel Mandiju,
Su rostro aleonado ilumina marcial ardimiento,
Tal cual se le viera sobre los collados de Paso Puku.
De nuevo arrebata su invicta bandera de las cien batallas,
Y lleva a clavarla sobre las colinas de Cerro León.
Hora de diana. Convoca a su tropa diezmada a metrallas:
Va a leer el texto de su testamento para la Nación.
“Mis fieles leones: la Patria os entrega su suerte,
Héroes de Corrales, Tuyuti, Riachuelo, Sauce y Boquerón…”
Prorrumpe aquel fuerte
Señor de la guerra, con voz de ciclón,
Y un tropel de sombras la mirada advierte…
Dejando sus tumbas en bosques y esteros, saltando la muerte,
Cien mil paladines se alistan bajo el pabellón.
(¡Oh sombras, oh sombras sagradas;
De vuestras hambrientas fatigas y glorias pasadas,
Dadme que se nutra de fe y de constancia mi vil corazón!)
¡Por entre el tumulto de gladiadores sin brazos,
Sin piernas, sin rostros, pasa Kala-a,
Llevando las vísceras a rastras! ¡Dos pasos
De allí cruza Genes, cíclope de un ojo, y allí cerca está
Díaz mutilado! El otro es un niño cribado a lanzazos!...
¡Todos resucitan al pie del coloso Cerro Corá!
¡Oh sombras, manes de la historia!
Hay quienes grabaron, por vuestro epitafio, este mote: Traidor.
¡Hay quienes escupen ponzoñas en vuestra memoria!
Ellos no supieron del hambre y de la asfixia, de vuestro dolor,
Y a vuestros martirios llamaron “batallas sin gloria”,
Tranquilos caínes bajo de las carpas del fiero invasor.
(¡Oh sombras, oh sombras sagradas:
De vuestras gloriosas carnes lanceadas
Dadme las cenizas, que aquí las refresquen mis llantos de amor!)
Entre las indómitas huestes reunidas,
El Héroe Supremo, cubierto de heridas,
De pie ante su siglo, aquel gran paladín,
Relee estas grandes palabras vívidas:
“Vencer o Morir” puestas en la cinta de su áureo espadín.
¡Su espada refulge centellas de muerte y de vida!
¡Su voz electriza a la Patria de uno a otro confín!
Y entonces, debajo del lauro de ramas floridas,
Su diana mbaja de las glorias recita el clarín.

Manuel Ortiz Guerrero
martes, 21 de junio de 2011
Pinocho

Hasta el viejo hospital de los muñecos
llegó el pobre Pinocho mal herido,
un cruel espantapájaro bandido
lo sorprendió durmiendo y lo atacó.
Llegó con su nariz hecha pedazos,
y una pierna en tres partes astillada,
una lesión interna y delicada,
que el médico de guardia le advirtió.
A un viejo cirujano llamaron con urgencia
y con su vieja ciencia pronto lo remendó,
pero dijo a los otros muñecos internados:
"Todo esto será en vano, le falta el corazón".
El caso es que Pinocho estaba grave,
en sí de su desmayo no volvía,
y el viejo cirujano no sabía
a quien pedir prestado un corazon,
Entonces llegó el hada protectora
y viendo que Pinocho se moría,
le puso un corazon de fantasa
y Pinocho sonriendo despertó.
Pinocho, Pinocho, ¡Ay, pobre Pinocho!
Entonces llegó el hada protectora
y viendo que Pinocho se moría,
le puso un corazon de fantasía
y Pinocho sonriendo despertó,
y Pinocho sonriendo despertó.
La sesión del 9 de julio de 1816

Tres días después de aquel en que Belgrano expuso en sesión secreta su pintoresco proyecto de monarquía incaica, el 9 de julio de 1816, se reunió el Congreso a las ocho de la mañana para tratar la declaración solemne de la independencia, en sesión pública, que duró nueve horas consecutivas. Con profunda alegría y optimismo el doctor Darregueira comunicaba esa misma noche al general Guido: "Hemos salido del Congreso cerca de oraciones con la satisfacción de haberlo concluído y resuelto a unanimidad de votos, nemine discrepante, en favor de la suspirada independencia que se ha celebrado aquí como no es creíble; pues la barra, todo el gran patio y calle del Congreso han estado desde el mediodía llenos de gente, oyendo los que podían los debates, que sin presunción puedo asegurar a usted que han estado de lo mejor".
Así, desde la modesta casa de Tucumán, en una de las horas más tormentosas de la revolución emancipadora, se proclamó a la faz del mundo, como un valiente desafío, la independencia de esta nueva nación. Y con el acento del que está bajo la influencia de un ensueño irrealizable, el redactor del Congreso escribió ese día glorioso para nosotros: "¿Conque es verdad que somos libres?" ¡Ah! Qué cosa pudo sobrevenirnos más interesante y lisonjera. Si tiempo atrás algún sabio preciado de político hubiera anunciado posible este raro acontecimiento, habría sido escuchado como un fabulista aventurero o un soñador antojadizo... ¡Unión, americanos; no perdamos por nuestras discordias esta preciosa joya que nos vino de lo Alto!"
Recordemos estas palabras a los argentinos dispuestos, hoy como ayer, a defender con su vida la tradición nacional y la patria contra los que pretendan destruirla o desnaturalizarla.
Carlos Ibarguren
(De "En la penumbra de la Historia Argentina, 1950)
Carlos Ibarguren (1887-1956). Escritor argentino, nacido en Salta. Singular relieve tienen sus estudios históricos y sus obras literarias, no sólo por la seriedad de la documentación sino por la elegancia de su estilo.
Algunas de sus producciones son: "De nuestra tierra", "Manuelita Rosas", "Juan Manuel de Rosas", "En la penumbra de la Historia Argentina".
lunes, 20 de junio de 2011
La mesa del Congreso

En casa de los Aráoz
estuve muy de mañana:
finos dedos me guiaron
y fina voz musitaba.
Allí vi un patio tras otro,
soledad los habitaba.
En uno había un jazmín,
¡Dios, qué jazmín allí estaba!
desde un rincón y de un siglo
diré que se derramaba.
En otro había un gran árbol:
la fortaleza hecha savia.
De pronto se abrió una puerta
y después una ventana.
Érase una habitación
que un solo mueble amueblaba.
Había un olor glorioso
de caoba y remembranza,
que la mesa del Congreso
en el centro palpitaba.
Yo la vi como agitarse
de candelabros de plata,
de carpetas, de tinteros,
de salvaderas colmadas,
de ramilletes de plumas,
de arengas y de plegarias.
¡Oh, la mesa de las mesas
para el Acta de las actas!
Pusimos la mano en ella,
nos retiramos de espaldas,
se cerraron los postigos
y nos fuimos sin palabras.
Me pareció que el jazmín
y la brisa tucumana
a destiempo se cubrían
de una nieve azul y blanca.
Baldomero Fernández Moreno
viernes, 17 de junio de 2011
Al maestro

En el camino empolvado,
Se notan brillar tus pies,
Aun desde lo lejano,
A ti se te puede ver.
Nunca tu sombra oscurece
En ti se puede creer
Si es como luz tu palabra
Todo iluminas con tu ser.
Maestro, que tanto peleas,
Para a la ignorancia vencer.
Sabrás que es cruel el camino,
Que a ti te gusto escoger.
Nunca tendrás de mi olvidos,
Maestro, tú me enseñaste a ver,
Que el conocer no es estorbo.
Tú me enseñaste a leer.
Anónimo
Vaporcito encantado
Vengo a verte pasar todos los días,
Vaporcito encantado siempre lejos…
Tus ojos son dos rubios capitanes;
Tu labio es un brevísimo pañuelo
Rojo que ondea en un adiós de sangre!
Vengo a verte pasar; hasta que un día,
Embriagada de tiempo y crueldad,
Vaporcito encantado siempre lejos,
La estrella de la tarde partirá!
Las jarcias; vientos que traicionan;
Vientos de mujer que pasó!
Tus fríos capitanes darán orden; y quien habrá
Partido seré yo…!
César Vallejo (Peruano), 1918
Rima
El cómplice

Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer
Cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo,
La humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
Soy el poeta.
Jorge Luis Borges (argentino) 1899-1986
Poema del renunciamiento

Pasarás por mi vida sin saber que pasaste,
Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar,
Fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
Del dolor de quererte… y jamás lo sabrás.
Soñaré con el nácar virginal de tu frente;
Soñaré con tus ojos de esmeralda de mar;
Soñaré con tus labios desesperadamente;
Soñaré con tus besos… y jamás lo sabrás.
Quizás pases con otro que te diga al oído
Esas frases que nadie como yo te diría;
Y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
Te amaré más que nunca… y jamás lo sabrás.
Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
Como un sueño que nunca lograré realizar;
Y el lejano perfume de mi amor imposible
Rozará tus cabellos… y jamás los sabrás.
Y si un día una lágrima denuncia mi tormento
-el tormento infinito que te debo ocultar-
Te diré sonriente: “no es nada… Ha sido el viento.”
Me enjuagaré la lágrima… y jamás lo sabrás.
José Ángel Buesa (Cubano)
Martín Fierro (Capítulo XII)

Ya veo que somos los dos
Astilla del mesmo palo:
Yo paso por gaucho malo
Y usted anda del mesmo modo,
Y yo, pa acabarlo todo
A los indios me refalo.
Pido perdón a mi Dios,
Que tantos bienes me hizo;
Pero donde que es preciso
Que viva entre los infieles,
Yo seré cruel con los crueles:
Ansí mi suerte lo quiso.
Dios formó lindas las flores,
Delicadas como son,
Les dio toda perfeción
Y cuanto Él era capaz,
Pero al hombre le dio más
Cuando le dio el corazón.
Le dio claridá a la luz,
Juerza en su carrera al viento,
Le dio vida y movimiento
Dende el águila al gusano,
Pero más le dio al cristiano
Al darle el entendimiento.
Y aunque a las aves les dio,
Con otras cosas que ignoro,
Esos piquitos como oro
Y un plumaje como tabla,
Le dio al hombre más tesoro
Al darle una lengua que habla.
Y dende que dio a las fieras
Esa juria tan inmensa,
Que no hay poder que las venza
Ni nada que las asombre,
¿qué menos le daría al hombre
Que el valor pa su defensa?
Pero tantos bienes juntos
Al darle, malicio yo,
Que en sus adentros pensó
Que el hombre los precisaba,
Que los bienes igualaban
Con las penas que le dio.
José Hernández (Argentino)
jueves, 16 de junio de 2011
Sin derecho a ser madre

Pensativa, cabizbaja, con la mirada perdida,
Con los ojos llenos de llanto,
Encontré a una triste muchacha
Fuera de la iglesia, un día…
Entraban los devotos, con la mirada indiferente,
Ninguno preguntó qué le sucedía.
Apresuraban el paso, la misa ya iniciaba,
No podían perder su tiempo; otros, hasta sonreían.
Yo me acerqué a ella, le pregunté: "¿Qué te pasa?"
Levantó su mirada triste, permaneció callada,
Le dije que quería ser su amiga; que sólo quería ayudarla;
Que le pidiera a Dios, que Él siempre la escuchaba.
Nuevamente me miró diciéndome estas palabras:
"Dios no puede ayudarme,ya me siento condenada...
Falté al mandamiento –No Matarás-
Y he matado, a quien nunca me ha hecho nada.
Hoy vine a la iglesia a orar,
A pedirle a Dios que me perdonara,
Y estando al pie del altar,
Sentí que no tenía derecho a pedirle nada.
Maté, por rencor, al hombre que me despreciaba,
Maté al hijo que llevaba en mis entrañas...
No sé si fue por venganza, miedo o dolor,
O por no tener recuerdos del hombre que me engañaba.
No lo pensé, fui juez, a muerte lo condenaba,
Y ahora me pregunto, ¿qué hizo para que lo matara?
Sin darle siquiera la oportunidad
de que al nacer, otra madre lo amara.
Su muerte, fue una muerte cruel,
Su tierna carne fue torturada,
Sólo importaba lo que yo sentía,
Mas no el hijo que llevaba en mis entrañas.
Era un ser puro, inocente,
que no pudo defender su vida,
Ni tuvo alguien por él reclamara.
Y yo le lo maté, ¿cómo puedo ser perdonada?
¿Cómo puedo asistir a la iglesia
Como si nada pasara?
Si no pude compadecerme de su dolor,
Siendo yo la madre que lo llevaba en mis entrañas.
Dígame usted, Señora: ¿Podrá Dios perdonarme?
Si yo cometí un pecado, el pecado más abominable,
Dígame usted: ¿podría tener derecho a tener un hijo
Y que éste me llame madre?"
Iris Díaz (Española)
miércoles, 15 de junio de 2011
No te quiero sino porque te quiero

No te quiero sino porque te quiero,
Y de quererte a no quererte llego,
Y de esperarte cuando no te espero
Pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero.
Te odio sin fin, y odiándote te ruego,
Y la medida de mi amor viajero
Es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá la luz de Enero
Su rayo cruel mi corazón entero
Robándome la llave del sosiego.
En esta historia sólo yo me muero,
Y moriré de amor porque te quiero.
Porque te quiero amor, a sangre y fuego.
Pablo Neruda (Chileno)
Lo que dice una marioneta de trapo

Lo dice una marioneta de trapo
Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo,
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero, en definitiva, pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
Sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría más.
Entiendo que por cada minuto
que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen,
dormiría cuando los demás duermen,
escucharía mientras los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate…
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando al descubierto,
no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera corazón…
Escribiría mi odio sobre el hielo,
y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas
un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat
sería la serenata que le ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas,
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalos…
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida…
no dejaría pasar un solo día
sin decirle a la gente que quiero,
que la quiero.
Convencería a cada mujer
de que ella es mi favorita
y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán
equivocados están al pensar
que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen
cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero dejaría que el solo aprendiese a volar.
A los viejos, a mis viejos,
les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez, sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido
de ustedes los hombres…
He aprendido que todo el mundo quiere vivir
en la cima de la montaña,
sin saber que la verdadera felicidad
está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño
por vez primera el dedo de su padre,
lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre únicamente
tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo,
cuando ha de ayudarlo a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero, finalmente, de mucho no habrán de servir
porque, cuando me guarden dentro de esta maleta,
infelizmente me estaré muriendo…”
Gabriel García Marquez
martes, 14 de junio de 2011
Hombres necios

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
Sor Juana Inés de la Cruz
Del salón en el ángulo oscuro

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga «Levántate y anda»!
Gustavo Adolfo Bécker
Soneto a Cristo crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte
El cielo que me tienes prometido:
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
Clavado en esa cruz, y escarnecido;
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
Muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme tu amor en tal manera
Que aunque no hubiera cielo yo te amara
Y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
Que aunque cuanto espero no esperara
Lo mismo que te quiero te quisiera.
Sor Juana de la Cruz
El amor más poderoso que la muerte

Conde Niño por amores
Es niño y pasó la mar;
Va a dar agua a su caballo
La mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe,
Él canta dulce cantar;
Todas las aves del cielo
Se paraban a escuchar,
Caminante que camina
Olvida su caminar,
Navegante que navega
La nave vuelve hacia allá.
La reina estaba labrando,
La hija durmiendo está:
-Levantaos, Albaniña,
A vuestro dulce fogar,
Sentiréis cantar hermoso,
La sirenita del mar.
-no es la sirenita, madre,
La de tan bello cantar,
Si no es el conde Niño
Que por mí quiere finar.
¡Quién le pudiese valer
En su tan triste penar!
-Si por tus amores pena,
¡oh, mal haya su cantar!,
Y porque nunca los goce,
Yo le mandaré matar.
-Si le manda matar, madre,
Juntos nos han de enterrar.
El murió a la medianoche,
Ella a los gallos cantar;
A ella, como hija de reyes,
La entierran en el altar;
A él, como hijo de conde,
Unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco,
Del nació un espino albar;
Crece el uno, crece el otro,
Los dos se van a juntar;
Las ramitas que se alcanzan
Fuertes abrazos se dan,
Y las que no se alcanzaban
No dejan de suspirar.
La reina, llena de envidia,
Ambos los mandó cortar;
El galán que los cortaba
No cesaba de llorar.
De ella naciera una garza,
De él un fuerte gavilán,
Juntos vuelan por el cielo,
Juntos vuelan par a par.
Romance anónimo
lunes, 13 de junio de 2011
La importancia de papá - Dramatización

LA IMPORTANCIA DE PAPÁ
ESCENA 1
(Se ve a la madre escribiendo, luego se detiene y se escucha su voz (que puede ser una grabación)
MADRE: Conocimos a Cristo siendo ya de edad avanzada, cuando nuestras hijas entraron en la difícil etapa de la adolescencia. Nuestras vidas cambiaron drásticamente, sobre todo la de Martín, que de padre severo, irresponsable y poco afectuoso, pasó a ser un padre ejemplar. Sin embargo… ¡Qué dolor! Nora y Marta nunca valoraron el cambio operado en su padre. Tal vez las experiencias de la niñez marcaron profundamente sus vidas y por eso no pueden tratarle con respeto y reconocimiento. ¿Será que alguna vez podrá Martín disfrutar de la deseada demostración de cariño sincero de sus hijas?
MARTA: (Entrando impetuosamente) ¡Buenas tardes mamá! (Se agacha y besa a su madre mientras mira de reojo lo que ella está escribiendo)
MADRE: Buenas tardes, mi hija.
MARTA: ¿Qué escribís?
MADRE: Nada importante… (mirándola a los ojos) ¿Qué tal?
MARTA: (Bajando la mochila sobre una silla) Bien, mamá. ¿Sabés?... (Busca algo en el bolsillo) …la profesora… (mete la mano en el otro bolsillo)… envió un aviso… (mete la mano en el bolsillo del pantalón) …por aquí tengo la nota… (por fin saca el papel, todo arrugado, del último bolsillo que tenía) ¡Aquí está! (se la pasa a la madre).
MADRE: (Con cara de circunstancias y tomando el papel con dos dedos) ¿Esta es la nota?
MARTA: Bueno… lo que pasó es que la profe nos dio el aviso cuando salíamos al recreo… (la madre despliega la nota con mucha paciencia) …y yo la confundí con un papel que iba a tirar en el basurero…
MADRE: (lee la nota y tras un breve instante alza la cabeza y mira a su hija) Está dirigida a tu papá, él la tiene que firmar.
MARTA: Mamá… es lo mismo…
MADRE: Marta, gracias a Dios tenés un padre, él es la cabeza de nuestro hogar, debes reconocerlo como tal hasta en estos detalles.
MARTA: (Musitando) Antes no hablabas así…
MADRE: Antes desconocía lo que era mejor para nosotras, ahora tengo a Jesús y conozco su palabra, sé lo que nos conviene hacer para que seamos felices en esta vida. Una de las cosas que aprendí es el lugar que el marido debe tener en su casa, y vos, Marta, debés honrar a tu padre reconociéndolo como cabeza del hogar. Tomá la nota (se la pasa), tratá de arreglarla y dásela para que la firme.
MARTA: (La toma) Pero mamá… ¿Cómo voy a mostrársela así?
MADRE: Decile lo que me dijiste a mí. Lo entenderá.
MARTA: ¿Entender? ¿Papá? ¿De qué estás hablando, mamá?
MADRE: Marta… tu papá ya no es el de antes. Ha cambiado mucho. ¿No te diste cuenta?
MARTA: ¿Y cómo podría darme cuenta si nunca está?
MADRE: ¿Alguna vez te detuviste a pensar por qué pasa tanto tiempo fuera de casa?
MARTA: Mamá… Por favor… No discutamos inútilmente, mi día fue muy lindo para arruinarlo de esta forma… (se escucha que alguien aplaude)
MADRE: Ha de ser doña Blanca. Voy a atenderla. (Se levanta y dice mientras se va) Arreglá la nota para mostrársela a tu papá. (Marta se queda observando el papel arrugado. De pronto aparece Nora, con un rostro muy triste, baja lentamente sus cuadernos sobre la mesa. Marta la observa detenidamente).
MARTA: ¿Y esa cara de velorio?
NORA: (Dándose vuelta bruscamente) ¡Marta! No me di cuenta de que estabas allí… ¿No supiste lo que pasó?
MARTA: (Con cara intrigada) No. ¿Qué pasó?
NORA: El padre de Susana murió anteayer.
MARTA: ¡¿Queee?! (Mira confundida a su hermana)
NORA: Lo que dije…
MARTA: Pero, ¿cómo? ¡Si nosotras lo vimos el martes…!
NORA: Lo atropelló una camioneta el miércoles, cuando volvía del trabajo…
MARTA: (Se toca la frente y se sienta) ¡Pobre Susana! ¿Ya la viste?
NORA: No. Quiero que me acompañes a su casa.
MARTA: Imposible. Vos sabés cómo me afectan estos acontecimientos.
NORA: Marta… ¡contaba contigo! ¡Es nuestra obligación acompañar a nuestra amiga en su dolor!
MARTA: Sí… Lo sé… Iré contigo… (y luego agrega como en un susurro) …pero sólo por un momento…
NORA: Es suficiente, (la toma del brazo) vamos a darle la noticia a mamá.
ESCENA 2
(Se observa en el medio del escenario a una muchacha vestida de negro. Está sentada mirando ávidamente una fotografía que tiene entre las manos. Marta y Nora se acercan tímidamente, cuando Susana las ve, se pone de pie rápidamente)
SUSANA: ¡Nora! (Exclama con voz quebrada, tiende sus brazos a su amiga y ésta la abraza)
NORA: Mis pésames, Susana, acabo de enterarme…
SUSANA: Gracias (mientras se enjuga las lágrimas al tiempo que se acerca Marta)
MARTA: (Mientras la besa) Lo siento mucho, Susana…
SUSANA: Gracias Marta. (Les indica unas sillas) Siéntense.
MARTA Y NORA: Gracias (se sientan y permanecen en silencio).
SUSANA: Ustedes no se imaginan cuántas cosas se cruzan por mi mente. Mi cabeza está a punto de estallar… (se agarra de la cabeza) Todo fue tan rápido, tan triste, ¡tan horrible! ¡Papá! Papá… (mira el retrato). El domingo ustedes felicitarán a su padre y yo… sólo tendré sus recuerdos… ¿Cómo será nuestra vida sin él? (De pronto mira a las chicas) ¿Se dan cuenta de lo que significa perder para siempre al padre? (Nora hace un gesto negativo con la cabeza mientras que Marta dirige la vista al piso) Papá era como nuestro ángel guardián…De noche nos sentíamos seguras porque él estaba con nosotros. Jamás nos preocupábamos cuando la factura de la energía eléctrica llegaba; y debo confesar que aún hoy no sabemos muchos de los precios de las cosas que compramos del supermercado…Comíamos sin que nosotros moviéramos un dedo para obtener la comida… Además, papá era el que animaba a mamá tras un día de ardua lucha en la casa, con los niños. Y ahora… ¿Qué hará mamá? ¡Está destrozada! Seguramente tendrá que salir a trabajar y yo me quedaré con mis hermanitos… ¡Oh qué cambio tan drástico! ¡Qué grandioso desorden! ¿Cómo hemos de soportar su ausencia? ¿Cómo podré vivir sin su cariño, sin su apoyo, sin su protección? (mira a su amiga) ¡Oh Nora! ¡Nora! Ojalá todo fuese tan sólo un sueño, una horrible pesadilla… (Mete su cabeza en las faldas de su amiga y llora. Nora y Marta también lloran).
ESCENA 3
(Se ve a las hermanas escribiendo una frente a la otra. La madre cruza por la habitación y sonriendo mira a las niñas al tiempo que sale por el lado opuesto. Marta se lleva el lápiz a la boca)
MARTA: Nora…
NORA: ¿Si? (sin alzar la vista)
MARTA: ¿Podés estudiar?
NORA: No.
MARTA: ¿Por qué?
NORA: Me afecta mucho lo de Susana (mirando a su hermana).
MARTA: A mí también me dejó pensando. ¿Te das cuenta, Nora, de todas las cosas que papá tiene que hacer para que nosotras vivamos así?
NORA: Lo estuve pensando… Y también pensé en lo que pasaría con nosotras si Dios quisiera llevarse a nuestro papá.
MARTA: Ni lo pienses, Nora, por favor.
NORA: Pero ya ves, puede pasar.
MARTA: Sí, pero lo importante es que papá vive y que pasado mañana será su día, ¿qué le vas a regalar?
NORA: Yo había pensado comprarle un par de medias…
MARTA: Yo también…
NORA: …pero después de analizar lo que hace papá por nosotras, cambié de idea. Compraré algo más valioso con el dinero de mi alcancía.
MARTA: ¿De tu alcancía? ¡Pero estabas juntando para comprarte una radiograbadora!
NORA: La compraré, Marta, aunque tardaré un poco más en hacerlo. Lo que quiero ahora es demostrar a papá cuánto lo quiero.
MARTA: (Entusiasmada) Yo no tengo mucho dinero, pero lo que tengo me alcanza para hacer una linda torta. ¿Qué te parece?
NORA: Me parece genial. Te ayudaré (Alza la vista y ve venir a su madre) Shhh, que hay moros en la costa.
MADRE: (Colocando un jarrón con flores sobre la mesa) ¿Qué están cuchicheando ustedes?
MARTA: Comentábamos lo de Susana. ¿Verdad que es triste?
MADRE: (Pensativa) Sí… es muy triste…
NORA: Pero nosotras tenemos un papá todavía y vamos a demostrarle que lo queremos mucho.
MARTA: (Mirando a Nora) Nora… Acordate que mamá es una espía de papá. (Todas ríen).
ESCENA 4
(Se ve a las chicas afanadas en ordenar la sala. Marta trae una torta y la coloca sobre una mesa en el medio del escenario.)
NORA: No deberías hacer esto, Marta; después de todo, recién mañana es el Día del Padre.
MARTA: Es que no puedo esperar más. ¿Te imaginás si descubre la torta en la heladera? ¡No podré disfrutar de la cara que pondrá cuando vea su torta! Ah no, eso no me pasará.
NORA: Bueno, me convenciste, pero mi regalo se lo doy mañana.
MARTA: Como quieras, pero apurate, ya es su hora. (Siguen arreglando la casa pero miran continuamente el reloj. Marta sale a la puerta y mira. Vuelve otra vez, se la ve inquieta) Nora… papá no viene…
NORA: Sí… y ya es tarde… no suele atrasarse tanto… (se pasean nerviosas por la sala. De pronto, oyen un ruido y salen corriendo. Frenan en la puerta y se escucha una voz masculina).
VECINO: Buenas noches, señoritas.
NORA Y MARTA: (Decepcionadas) Buenas noches… (Vuelven a sus asientos e inclinan la cabeza)
MARTA: ¿y si le pasó algo?
NORA: (La mira) Voy a encender la radio para escuchar las últimas noticias. (Enciende el aparato y se escucha música, luego)
LOCUTOR: Interrumpimos la programación para brindarles más detalles del lamentable accidente (Nora y Marta se miran horrorizadas) protagonizado por dos unidades del transporte público de pasajeros, en el que perdieron la vida cinco personas y una veintena resultaron con heridas. Los ómnibus estaban al servicio de las líneas 23 y 40. Ambos chocaron frontalmente sobre la avenida Cacique Lambaré. Seguiremos informando en el Noticiero segunda edición. (Se escucha la música otra vez y Nora apaga la radio).
NORA: (Mira a su hermana con desesperación) Marta… papá… ¿Será que…
MARTA: Es su hora y su colectivo… Por algo no estaba llegando…
NORA: (Ambas lloran) Pobre papá, nunca le podremos decir cuánto le agradecemos lo que hizo por nosotras.
MARTA: ¡Oh Señor! Yo quiero ver a mi papá… No permitas que sea él uno de los que se murieron en el accidente…¡Tráelo nuevamente a casa! ¡A casa! ¿Cómo podríamos vivir sin él?
NORA: (De pronto llega el padre pero las chicas no se dan cuenta) Dios mío, perdóname porque muchas veces no le di a mi papá el valor que merecía…Estaba con nosotras y no le apreciamos… y ahora… (llora; el padre se inclina sobre sus hijas y pone sus manos en sus hombros, mientras que susurra a sus oídos)
PADRE: Mis niñas… (Ëstas alzan el rostro y exclaman)
NORA Y MARTA: ¡Papá!
MARTA: ¡Papá! ¡Estás vivo!
NORA: ¿No te pasó nada? Nosotras creímos que…
MARTA: (Está a punto de decir algo pero Marta le arrebata de la boca las palabras) Oh, no importa lo que creíamos! Papá… Nosotras… yo… te doy gracias por darme un papá como vos.
NORA: Además, apreciamos todas las cosas que hacés para que nosotras podamos desarrollarnos digna y saludablemente… (saca un paquete de debajo de la mesa) ¡Felicidades!
MARTA: (Arrojándosele al cuello) Sí, felicidades, papá!!!
El niño y su familia - Dramatización


Relator: la vida es una jungla (se oye un fondo característico, pajarracos, leones, etc.) inmisericorde para un pequeño niño… (Se ve a un niño que entra con mucho temor, mirando hacia todos lados) Miles de ojos (se descubre un sector del escenario cubierto de ojos, el niño se asusta y mira hacia otra parte) estudian sus movimientos a fin de devorar sus capacidades, su futuro, su felicidad… son ojos de seres salvajes (se oye un rugido, el niño tiembla), con mentes sagaces y apariencia agradable. (Dos personas se asoman por el lado opuesto. Paquito se esconde).
Pérez: Señor, hay personas que se quejan y yo creo que tienen razón. Una novela es fuerte para un horario en que los niños están despiertos. Además… la propaganda de los cigarrillos entre los espacios de los dibujitos animados… y la de cerveza… a mi me parece que no están bien… ellos no son los compradores que buscamos…
Señor Moreira: ¡Ay Pérez! Usted es un hombre muy noble e ingenuo, si nuestros clientes nos piden que emitamos las propagandas de las películas de trasnoche en los espacios religiosos, ¿qué podemos hacer? Ellos ponen la plata, nosotros hacemos lo que piden. Además… los niños tienen que saber la realidad de la vida, y tenemos que asegurarnos de que se transformen en consumidores del producto, de otro modo, ¿cómo subsistirán las grandes empresas?
Pérez: (Entre dientes) Mejor sería que se fundiesen
Señor Moreira: ¿Cómo dice?
Pérez: eh… digo que hagamos como si las quejas no existiesen
Señor Moreira: así es, lamentablemente! En este negocio hay que ser insensibles. (Los hombres se van, Paquito sale de su escondrijo, continúa escuchándose el sonido de la jungla).
Relator: En esta jungla peligrosa del mundo pocos tienen en cuenta que la mente del niño es como una arcilla fácilmente impresionable. Que las experiencias de la niñez son guardadas por la mente, transformándose en la sombra que oscurece el futuro o en las luces que lo alumbrarán. (Una niña viene corriendo y se esconde detrás de Paquito).
Niña 1: ¡Ay, por favor! ¡Por favor! Escóndeme de mi padrastro, es un hombre muy rudo… (Se escucha una voz muy grave y potente)
Padrastro: ¡No corras, tarde o temprano te voy a alcanzar!
Paquito: escóndete aquí (hace que se baje)
Padrastro: ¿Dónde estás sin vergüenza? Ya vas a ver cuando te agarre… (el padrastro sale después de un momento)
Paquito: ahora podes salir, ya no hay “moros en la costa”.
Niña 1: ay, gracias. (Llora). Estoy cansada de vivir así, mi padrastro es un hombre malo, me golpea por tonterías. Me pega con cables y me lastima... De noche tengo horribles pesadillas, y yo me pregunto, ¿será que alguna vez voy a ser feliz?
Paquito: ¡Seguro que sí! Pero ahora… ¿qué vas hacer?
Niña 1: no sé… no sé… (Se va llorando) no sé…
(Vuelve a esconderse de los horribles sonidos de la jungla, Paquito se espanta)
Relator: el niño no puede sobrevivir solo en la jungla… es crédulo e inocente como una ovejita.¡Qué presa fácil es para el astuto lobo! Es frágil e indefenso; jamás resistirá a la furia y fuerza de un león! El niño no puede percibir las intenciones más hondas de los que tienden trampas…
Paquito: ¡Ay! (cae en un pozo) ¡sáquenme de aquí! ¡Por favor! ¡Sáquenme de aquí! ¡Socorro! ¡Auxilio!
Relator: Dios, el Creador del Universo, determinó que el hombre iniciase su existencia como un embrión en el seno materno, y nueve largos meses harían que la madre sintiese al niño como parte de su vida, durante los siguientes dos años, el bebé necesitará los amantes y diligentes cuidados de su madre. Hasta su alimentación fue diseñada para ahondar el cariño entre ambos.
Dios terminó que el niño naciera en el seno del matrimonio para que pudiese recibir toda la atención, protección, adiestramiento, ejemplo y disciplina, indispensables para el desarrollo de una personalidad equilibrada y útil a la sociedad.
El niño no puede andar solo por la jungla… su vida estará destruida antes de comenzar… (Se escucha nuevamente: ¡socorro! ¡Auxilio! ¡Sáquenme de aquí!)
Mamá: ¡Paquito! ¡Paquito!
Paquito: ¡Mamá! ¡Auxilio! ¡Mamá!
Mamá: ¡Paquito! ¿Dónde estás?
Paquito: en el po…
Mamá: ¡Ay! (cae también en el pozo, y
ambas voces se unen para gritar: ¡auxilio! ¡Socorro! ¡Sáquennos de aquí!)
Papá: ¡Paquito! ¡Paquito!
Paquito: ¡Papá! ¡Papá!
Papá: ¿Dónde estás?
Paquito: ¡No sigas caminando! ¡Hay un pozo muy hondo! ¡Mamá también está aquí!
Papá: ¿Qué?
Mamá: yo también estoy dentro del pozo
Papá: ¡Tranquilícense! Los sacaré enseguida (se agacha y hace como que se esfuerza mucho, primero sale el niño)
Paquito: ¡Gracias, papá! ¡Muchas gracias! ¡Te prometo que no volveré a escapar! ¡Te prometo que no volveré a salir solo a la calle! ¡Te prometo que jamás me quejaré cuando me pidas algo! ¡Te prometo que los voy a respetar y querer mucho más que antes! Te prometo…
Mamá: Paquito, ¡deja que tu papá me saque de aquí Y después sigue prometiendo…
Paquito: ¡Ay, si! (el papá se agacha y saca a la esposa)
Mamá: ¡Gracias, Osvaldo!, en cuanto a ti muchacho, tus muchas promesas no detendrán el castigo que tu padre te dará.
Papá: Es cierto, pero algo me hace sospechar, que ya recibió otra forma de castigo.
Paquito: Es cierto papá, no podemos huir de la presencia de Dios. Y si un hijo suyo peca, seguramente El intervendrá. Ésta experiencia podía haber sido fatal, pero Dios tuvo misericordia y me mostró lo importante que es tener padres que amen a Dios, que se amen, y amen a sus hijos.
Papá: y aunque vos no lo creas, a nosotros nos hizo ver que no te prestamos la atención que necesitabas. Nosotros te empujamos a reaccionar. Perdónanos hijo.
Paquito: ¡Seguro! ¡Papá! (los tres se van)
Relator: Paquito camina por la vida protegido y cuidado por sus padres. Llegará a ser hombre correcto, confiable, satisfecho de sí mismo, fiel, atento, respetuoso. Un día formará su propia familia y trasladará a sus hijos estos valores. Pero… la vida seguirá siendo una jungla (rugidos, aves) que destruye a cuanto simple e indefenso se adentre en ella. Si eres padre, cuida a tus niños; si eres niño, no subestimes el peligro que existe fuera de tu hogar; si eres maestro, haz todo lo posible para que tus alumnos aprendan a utilizar las armas que Dios da para vencer al enemigo. Si no eres nada de esto, eres la persona adecuada para proteger, ayudar, enseñar a cuanto niño se cruce en tu camino.
Si no te sientes aludido... deberías preocuparte...
Realidades opuestas

Si lo encuentras en la calle,
fíjate atentamente,
¡Si parece un gigante
que al enemigo arremete!
Lleva puesta su armadura
y su yelmo de oro fino,
su temida empuñadura
vela radiante en su cinto.
Su escudo tiene el color
de la sangre del Bendito;
su estandarte, la inscripción:
"Por mi Dios, esposa e hijos".
Si descubres en lontananza
polvareda que se acrecienta,
¡Apártate! Que regio avanza
sobre corcel de crin cenicienta
un caballero triunfante,
un luchador esforzado,
un esposo amante,
un papá muy amado.
Viene trayendo el botín,
¡Ha sido tan fiera la guerra!
¡Oh victorioso y fiel paladín,
nuestra gratitud toma por prenda!
Si lo vieras en la casa,
sin armadura, sin yelmo,
¡sabrás cómo es tierna el alma
de un papá verdadero!
Mirta de Eisenkölbl
domingo, 12 de junio de 2011
Soy argentino

Cuando veo flamear mi bandera
en las alas veloces del viento,
vibra mi alma de niño argentino
¡Rebosando de dicha y contento!
Cuando cumple sus años la Patria
y su fiesta celebra la escuela,
muy erguido camino en la calle
¡orgulloso de mi escarapela!
Cuando veo el escudo argentino
con las manos, la pica y el sol,
yo recuerdo que al mundo se ostenta
¡una nueva y gloriosa nación!
Y cuando oigo los lentos acordes
de mi hermosa canción nacional,
de entusiasmo se enciende mi pecho
y muy fuerte me pongo a cantar.
Y me siento argentino y patriota,
y recuerdo a su autor inmortal,
cuando dicen sus bellas estrofas
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
Filomena Codorniú Almazán
La bandera argentina
Dos pedazos de cielo aprisionaron
a una cinta de plata sin mancilla,
y en medio, el sol lució su maravilla,
y así, sol, plata y cielo la formaron.
Esa bandera fue la que en el llano
de Salta y Tucumán, ondeó con gloria,
y presidió en su mástil la victoria
que coronó la frente de Belgrano.
Esa bandera fue la que adoraron,
y a cuya sombra pródiga forjaron
ideales de bien, los hombres grandes.
Y esa misma bandera, noble y bella,
fue para San Martín como una estrella
en su atrevido paso de los Andes.
Adrián Cañas y Delgado
(Peruano)
Balada de la luna en el pino
La luna estaba en un pino,
Rosa en el cielo violeta…
Hoy viene en una carreta,
Muerto y sin rumor, el pino…
¿Vendrá la luna en el pino?
Sobre el polvo del camino,
¡Oh, qué frescura violeta!
¡Cómo gime la carreta
Por el morado camino!
¿Vendrá la luna en el pino?
¡Cuán blandamente va el pino
Rozando el suelo violeta!
Llanto verde la carreta
Llora, del verdor del pino…
¿Vendrá la luna en el pino?
¿Dónde está el lirio divino
De aquel naciente violeta?
¿lleva, rosa la carreta,
Como un esplendor divino?
¿Vendrá la luna en el pino?
La luna estaba en un pino;
Hoy viene en una carreta,
Muerto y sin rumor, el pino…
¿Vendrá la luna en el pino?
Juan Ramón Jiménez
sábado, 11 de junio de 2011
POEMA DEL PADRE

Oye, Negra, ¿te puedo hablar?
Ya los chicos se han dormido,
Así que… deja el tejido,
Que después te equivocas.
Hoy te quiero preguntar:
¿Por qué motivo las madres
Amenazan a sus hijos
Con ese estribillo viejo de:
¡Ah, cuando venga tu padre!?
y… “con tu padre de aquí”,
y, “con tu padre de allá”,
Resulta de que al final,
al verme llegar a mí,
Lo ven en clara a Caín,
Y escapan por todos lados.
Y yo, que vengo cansado
de trabajar todo el día,
recibo de bienvenida
una lista de acusados,
Tú empiezas con tus quejas
Y yo tengo que enojarme,
Igual que hacía mi padre
Al escuchar a mi vieja:
Entraba a fruncir la ceja
Apoyando a ese fiscal,
Que en medio del temporal
Se erigía en Defensora,
Lo mismo que tú ahora
Que siempre me dejas mal.
Si los perdono: “¡Qué ejemplo!
¿Es así como los educas?”
Si los castigo: “Eres bruto,
No tienes sentimientos.”
A mí, a mí que llegué contento
Y no tuve más remedio
Que poner cara de serio
Y escuchar tu letanía…
A mí, a mí que me paso el día
Pensando en jugar con ellos…
Yo sueño con llegar a casa
Y olvidarme felizmente
Del trabajo, de la gente
Y de todo lo que pasa…
Los hijos son la esperanza
Y el porqué de nuestras vidas,
Por eso nunca les digas:
“¡Ah, cuando venga tu padre!”
No quiero encontrar culpables,
Quiero encontrar alegría,
Que no me pongas de escudo
Como lo hacía mi madre,
Que consiguió que a mi padre
Lo imaginara un verdugo.
Él llegaba, y te aseguro,
Que se acababan las risas,
Y en lugar de una caricia,
O hablarle como a un amigo,
Lo miraba compungido
Presintiendo una paliza,
Y el pobre, que me entendía,
Sacudiendo la cabeza,
Escuchaba con tristeza
Lo que mi madre decía,
Y que él, y que él de sobra sabía,
Que con este no se puede…
Que me pinta las paredes…
Que trajo las suelas rotas,
Que la calle, la pelota…
Que me saca canas verdes!
A la cama sin cenar…
Aburrido por demás…
Mi madre me consolaba
Y yo… y yo lo culpaba a él,
A él que había llegado
Recién de trabajar… cansado,
Y ya lo había yo amargado
Con todas mis travesuras.
Los hijos nunca analizan
El sentimiento del padre,
Porque el brillo de la madre
Es tan fuerte, que lo eclipsa.
Sólo le hacemos justicia
Cuando nos toca vivir
a nosotros el problema.
¡Ay! ¡Si mi padre viviera!
¡Qué recién lo comprendí!
¿Y por qué nunca me dijo
Lo mucho que me quería?
Si hoy yo sé cuánto sufría
Al ver enfermo a su hijo.
¿Por qué me miraba fijo
El primer pantalón largo?
Y sé, y sé que hasta me habrá besado
Cuando yo estaba dormido.
Hoy que todo lo comprendo,
¿Por qué no estás a mi lado?
¿Por qué no estás ahora
Para besarte bien fuerte,
Viejo lindo, y ofrecerte
Mi cariño a todas horas?
Besa a tu hijo que llora,
Pero llora con razón,
Porque te pide perdón
Pensando en aquellos días
En que, ciego, no veía
Que eras puro corazón.
Déjame, Negra, que llore,
¡Es tan lindo desahogarse!
En fin…veamos, veamos
Qué hacen nuestros futuros señores,
Mira esos pantalones…
Tápale un poco a la nena…
Sí, sí, ya sé, no me lo digas,
Hoy se fue a la calle sola,
Acuéstate, rezongona,
Mañana… mañana será otro día…
ORACIÓN DE UN PADRE

Dame, oh Señor, un hijo que sea lo bastante fuerte
para saber cuando es débil,
Y lo bastante valeroso para enfrentarse consigo mismo cuando sienta miedo;
Un hijo que sea orgulloso e inflexible en la derrota honrada,
y humilde y magnánimo en la victoria.
Dame un hijo que nunca doble la espalda cuando deba erguir el pecho;
un hijo que sepa conocerte a ti y conocerse a sí mismo,
que es la piedra fundamental de todo conocimiento.
Condúcelo, te lo ruego, no por el camino cómodo y fácil,
Sino por el camino áspero, aguijoneado por las dificultades y los retos,
Allí déjale aprender a sostenerse firme en la tempestad
y a sentir compasión por los que fallan.
Dame un hijo cuyo corazón sea claro, cuyos ideales sean altos,
Un hijo que se domine a sí mismo, antes que pretenda dominar a los demás;
Un hijo que aprenda a reír, pero que también sepa llorar;
Un hijo que avance hacia el futuro pero que nunca olvide el pasado.
Y después que le hayas dado todo esto, agrégale, te lo suplico,
Suficiente sentido del buen humor de modo que pueda ser siempre serio,
Pero que no se tome a sí mismo demasiado en serio.
Dale humildad para que pueda recordar siempre
la sencillez de la verdadera sabiduría,
La mansedumbre de la verdadera fuerza.
Entonces yo, su padre, me atreveré a murmurar:
No he vivido en vano…
Gral. Douglas Mc Arthur
viernes, 10 de junio de 2011
LA HIGUERA DE DOÑA PAULA ALBARRACÍN DE SARMIENTO

LA HIGUERA DE LA PATRIA
Bajo la higuera el telar,
Y junto al telar la madre,
Hilando sueños de gloria,
Esperanzas inmortales.
¡Doña Paula Albarracín,
Doña Paula incomparable!
-¡Domingo, te quiero fuerte,
Ilustrado y aspirante!
-¡Domingo, te quiero fuerte,
Domingo, te quiero grande!
En su copa el viento zonda,
Fugitivo de los Andes,
Dejó su poncho sonoro,
Robado a los arenales.
Ahora descansa la patria
Bajo tus ramas cordiales,
Que cubren de sombra ilustre
La tierra que fue de huarpes.
¡Higuera, bajo tu sombra,
La patria se siente grande!
ANTONIO DE LA TORRE
EL REINO DEL REVÉS

Me dijeron que en el Reino del Revés
nada el pájaro y vuela el pez.
Que los gatos no hacen “miau” y dicen “yes”
porque estudian mucho inglés.
Vamos a ver cómo es
el Reino del Revés.
Me dijeron que en el Reino del Revés
nadie baila con los pies,
que un ladrón es vigilante y otro es juez,
y que dos y dos son tres.
Vamos a ver cómo es
el Reino del Revés.
Me dijeron que en el Reino del Revés
cabe un oso en una nuez,
que usan barbas y bigotes los bebés
y que un año dura un mes.
Vamos a ver cómo es
el Reino del Revés.
Me dijeron que en el Reino del Revés
hay un perro pequinés,
que se cae para arriba y una vez...
no pudo bajar después.
Vamos a ver cómo es
el Reino del Revés.....
María Elena Walsh
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