sábado, 27 de agosto de 2011
Tu gloria, Padre
Tu gloria, mi Dios, tu gloria
mi mente no puede entender,
y, a decir verdad, de ella no hago memoria
hasta que me la das a conocer.
Así como un rayo esquivo,
tal conocimiento llega hasta mí,
y al considerarlo casi no respiro,
pues que entreveo tu majestad sin fin.
Y entonces mi espíritu cae mil veces
ante tu grandeza inconmensurable,
¡Señor, quisiera yo comprenderte,
saber por qué eres el único Ser adorable!
Yo sé que Tú lo llenas todo.
Que eres Luz, lo sé muy bien,
pero tu altura, mi yo de lodo
no puede hurgar, no sabe ver...
Muéstrame tu gloria, oh Padre,
para que ante ti, postrado mi espíritu ande
todo el tiempo que en esta carne
quieras en tu voluntad darme.
Mirta de Eisenkölbl
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aprecio mucho su comentario. Cordialmente, Mirta Delia.