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viernes, 14 de octubre de 2016

Tiempo de agradecer



Hoy, que hay tiempo,
Te digo gracias,
por tu sonrisa,
por tu alegría,
por tu mano extendida
cuando todo se me hizo negro;
por lo que diste,
por lo que tengo
gracias a tu generosidad,
a tu abnegación,
a tu consuelo,
a tus consejos,
a tus silencios,
a esa paciencia divina
que todo lo cree,
y que sabe esperar
que las cosas vuelvan al cauce normal
para sabiamente juzgar…

Y aunque hoy estés lejos,
Y hayan pasado mil soles
Por este cielo nuestro,
Te diré que mi historia
Tiene mucho de ti,
Y esa es una verdad
Que jamás nadie podrá negar.

Hoy te digo gracias,
Aunque no lo escuches,
Aunque no lo creas,
porque hoy es el tiempo
de decir “te amo”,
este es el momento de perdonarnos,
este es el día de reconocer
que nada en el mundo tendrá el poder
de saldar una deuda que has olvidado
por el sentir hondo del hermano
que da sin pedir,
por el puro afecto del amor divino
que vive en nosotros por Jesucristo.

Para quienes han enriquecido con sus vidas mi propia vida,
con entrañable afecto,

Mirta de Eisenkölbl

domingo, 3 de abril de 2016

Por una mujer de Samaria



Van los doce caminando
en pos de su Maestro amado.
Abrasa incompasivo el sol de Samaria
Sus escogidas cabezas;
arden sus pies en la arena,
rugen de hambre sus entrañas…
De terrenales temas, los mortales hablan.
El Dios encarnado, sólo piensa mientras anda.

Medita en el desdichado destino
de las mujeres que en Eva bendijo.
¡No era ese el objetivo de su plan!
Creó al hombre y a su mujer
y los constituyó en señores del regio Edén
para que gozaran siempre de su amistad.
Mas… ¡Oh tragedia colosal!
Cayó Eva, y cayó Adán…

Desde la caída se sucedieron
muchos siglos, muchos pueblos,
y a la mujer siempre impusieron,
los castigos más severos,
las humillaciones más graves…
Consideradas como animales,
hasta la muerte recibían como castigo,
Sin tener en cuenta que era preciosa,
Pues Dios la diseñó para una existencia gloriosa.

¡Oh bellísima corona de la creación,
 Desde el profundo fango clama “Redención”!
Lo oye el Eterno en el vasto desierto
Y se conmueve en su pecho el corazón.
Resuelto se sienta junto al pozo de Jacob
Y espera la llegada del ansiado momento
Mientras sus discípulos, presos de vital necesidad,
Corren a la aldea en busca de pan.

Lentamente, la samaritana se acerca,
Mientras mil preguntas formula en su cabeza:
“¿Quién es? ¿Qué busca?
¿Por qué su mirada me abruma?
Dice algo… ¿Acaso me está hablando
A mí, que soy mujer?
Y sin embargo lo hace… ¡No lo puedo creer!
Me pide agua.  ¡Del agua de mi cántaro
El extraño hombre quiere beber!
Y yo… ¡Yo no sé qué responder!”

-¿Cómo tú siendo judío…
-Al inquietante hombre dijo-
 …me pides agua a mí,
Que soy mujer samaritana?
¿Por qué tu tiempo malgastas?
¿Por qué te expones a sufrir
De los otros hombres la condenación
Cuando mi vida tiene tan poco valor?-

Y en el augusto rostro se dibujó
Una sonrisa que refulgía como un sol.
Le ofreció el agua viva
que por siempre su sed calmaría,
Si ella en Él reconocía
Al esperado, divino Mesías…
La mujer creyó, creyó en Jesucristo,
Y como a todo creyente, Dios la bendijo.


Mirta de Eisenkölbl 




jueves, 25 de junio de 2015

Mi pensar




Pienso… ¿Por qué será que tanto pienso?
Tendría yo el oficio de Pensar
Si carrera fuera de alguna universidad…

Pienso mucho, para bien o para mal,
Y mis pensamientos rigen mi manera de actuar…
Y analizo… lo que veo y lo que no veo,
¡Eso sí que es una contrariedad!
Porque cuanto no veo, lo supongo;
¡Todo lo mido con mi ideal,
Si cuanto estimo es mi tesoro!

Y sufro… y cuestiono… y me explico…
Todo en mis pensamientos, a solas…
Y son mis ideas un incontenible raudal
De razones y sin razones, de idas y de vueltas,
Hasta que se me hace cuanto imagino
La más incuestionable verdad,
verdad que duele, verdad que quema,
que debe ser dicha por esta mi franqueza
que pocos pueden soportar…
y entonces, todo, todo se incendia…

¡Vaya!  Si no fuera tan ridícula esta mi ciencia...
Bien haría yo en pensar
La terrible consecuencia
Que tendría esta mi forma de actuar…

Pero pienso… y pienso mucho,
Pienso bien y pienso claro,
Salvo que halle alguna evidencia
Que me haga dudar de lo que amo…
Y entonces… toda mi sensatez se va…
Porque pienso tanto… 
para bien o para mal….

Mirta de Eisenkölbl

viernes, 6 de febrero de 2015

En la casa de mi abuela



Al portal deslucido
de un hogar hecho sombras,
donde no juegan los niños,
donde un viejo gato engorda,
satisfecho de mimos,
su pereza redonda;
silenciosamente me arrimo,
cual si fuera un fantasma,
bajo los tentadores racimos
de la retorcida parra.

"¿Dónde está? ¿Dónde ha ido?"
Mi respiración se agita.
"¡Qué importa si hago ruido!"
-¿Dónde estás abuelita?
¡Que para poblar de risas
tu ancianidad he venido!
¡Yo sabía que arrancando quejas vanas,
bajo el alero de siglos,
en la mecedora estabas!

-Déjame contemplarte absorta,
navegar por las blancas ondas
de tus finísimos cabellos cortos,
hundirme en tu arrugada mirada
y ver en el azul de tus ojos
el resplandor de un cielo glorioso.

Déjame llenarte de mimos,
y escucharte hablar de los tiempos hermosos
cuando mi padre era, como yo, un niño...











Mirta López de Eisenkölbl

sábado, 27 de octubre de 2012

La Señora de las Navidades

LA SEÑORA DE LAS NAVIDADES En memoria de Adela Hacker Eisenkölbl 4-agosto-2012
Si alguien simbolizaba una exquisitez culinaria, esa era Adela. Ella le daba el toque a los eventos y las cosas, cuando de comida se trataba. Su vida no había sido fácil. Había sufrido muchísimos sinsabores y limitaciones económicas, pero Dios le había dado un gran motivo para vivir: su hijo Carlitos. Por él luchó, para él vivió, todo lo hacía por él. Así que, aunque tuviese a la mano un puñado de harina, sal y algo de aceite, ella se las ingeniaba para hacer algo realmente sabroso. No había barreras para Adela… Tenía un temperamento difícil. Y es que así son todas las personas con capacidades excepcionales. Cuesta entenderlas, cuesta compartir con ellas, pero cuando tienes la suficiente hondura de alma y te das cuenta del valor de las personas, minimizas lo que los demás agrandan, ignoras lo que a los demás alejan y entras en el mundo de las grandes personas, cerrado para muchos, enriquecedor como pocos. Mi vida fue enriquecida con la vida de Adela. Ella había sido amiga íntima de mi suegra. Sabía de ella secretos velados para la mayoría, por eso, cuando murió dejando ocho hijos, Adela los acogió y les dio el amor de madre que necesitaban. Con sus escasos recursos hizo lo posible por alegrar la vida de los que amaba, por eso ellos la recuerdan como “la señora de las Navidades”. No podía pasar una Navidad sin las deliciosas y variadas galletitas de Adela. Galletitas de anís, galletitas de coco, ¡galletitas de jengibre! (¿Tendré la dicha de probar nuevamente esa exquisitez?)… Adela sabía amar… Aunque su extremo sentido de la realidad, con toda su crudeza, espantaba a muchos, uno podía leer en sus preguntas formuladas casi como al descuido, en la atención que le ponía a las cosas, en el interés súbito que manifestaba, su amor y su preocupación. Yo la entendía… era mi amiga… sabía obviar sus respuestas irónicas, callaba ante sus justos reclamos, la cubría con lo que necesitaba: el abrazo afectuoso de una hija, el “te quiero” sincero en el momento oportuno. Adela era como la suegra que nunca tuve y que (contra lo que muchas de las mujeres desean) siempre quise tener… Adela Hacker Eisenkölbl era el archivo más grande que teníamos de la historia de los Eisenkölbl. Era mi sueño compartir madrugadas con ella tomando mate y escribir lo que sabía. Pero la vida pasa inexorablemente y te hace pagar lo que no hiciste a tiempo. Ahora el libro se cerró y toda su riqueza quedó guardada para siempre jamás. Los Eisenkölbl perdieron muchísimo con su partida… Mi hija de diez años dijo: “Mamá, quiero que sepas, que aunque pasen los años, nunca, nunca tendré otra tía mejor que la tía Adela…” Pero también agregó: “¿Sabes qué es lo malo de todo? Que después que te mueres, y el tiempo pasa, te olvidas del rostro de las personas, te olvidas de cómo eran en su interior…” Es una realidad amarga. Pero hoy es hoy, y el mañana es lejano e incierto. Hoy quiero recordar a esta gran mujer y expresar lo que siento para que, cada vez que la recuerde, este momento vuelva fresco y nítido a mis pensamientos y mi sentir. Adela se ha ido, pero… ¡la volveré a encontrar en los Cielos! Porque ella tuvo la suficiente inteligencia de reconciliarse con Dios por Jesucristo, cuando aún era tiempo. Por eso, aunque la partida sea traumática y sumamente dolorosa, como todas las partidas a la inmortalidad, queda el suave y consolador perfume de la inefable palabra divina que asegura: “el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”. Voy a extrañar a Adela… ¡Cómo la voy a extrañar! Con el cariño de una casi hija, Mirta López de Eisenkölbl

martes, 7 de febrero de 2012

Soldado de las Malvinas

soldado en las Malvinas Argentinas
Eran sus pasos lentos y silenciosos
Y su mirada encerraba una extraña claridad,
Nadie lo veía y era la razón de todos,
Era la imagen del amor, de la bondad…

Fue un día gris, como tantos otros.
La tenue llovizna mojaba sus negros rizos,
Su sonrisa había desaparecido;
La tristeza la invadía todo:
La alegría de los abuelos,
El ladrido cariñoso del perro,
La diablura de los chiquillos…

Atrás dejaba su infancia, su adolescencia,
Un puñado de momentos tiernos,
El retrato de su madre grabado en las retinas,
Y en aquel rinconcito amado,
El mejor de los sueños…

…Nadie sintió cuando partió
Como nadie sentía cuando llegaba,
Fue una silla vacía, una solitaria habitación
Y unos libros que en un rincón descansaban.

Y tomó su maleta, su libro de poesías,
Dejó la imagen del buen hijo y mejor estudiante,
Se vistió de soldado, se adornó de valentía,
Y se unió a las filas, de juventud, flamantes…

Dejó el pueblo de caminitos perdidos.
Los verdes prados tapizados de ceibos.
Vio el mar coloreado de tinto,
A las gaviotas horrorizadas huir a otros cielos
No era aquel el canto de la cigarra,
No tenía ese color el firmamento de otros tiempos,
Y estaban allí Las Malvinas, como la argentina bizarra
Que había sido, que es y seguirá siendo.
Erguida estaba, misteriosa y altiva,
Su nieve y su cielo, pensó, le pertenecía,
Había ido a arrancar esa bandera pirata,

Había ido a reivindicar el honor de la Patria.

…Nadie sintió cuando partió
Como nadie sentía cuando llegaba,
Fue una silla vacía, una habitación solitaria
Y unos libros, que en un rincón descansaban…

…Ya nadie volvió a regar las flores,
Nadie compartió el juego de los niños,
Unos ancianitos recuerdan otros soles,
Una muchacha reza por un destino…

Maryam Yasminay

martes, 22 de noviembre de 2011

Razones vanas

lluvia
Afuera? Llueve…
Sabes qué tenue llovizna moja mi alma?...
¿En qué desoladora tormenta se sume mi vida?
Sabes que no he podido hallar la calma,
que la severidad de los que juzgan mi cuerpo lastima?...


Esta llaga sangrante, que es tuya y mía,
lo es también de tanta gente querida…
mas en su egoísmo no comprenden,
es tanta la oscuridad en que viven
que nuestra felicidad es luz que ellos no admiten…


¡Oh vanos pensamientos de almas en falta!
¿Por ellos debe morir un cariño tan puro?
Lenguas venenosas, hablares que matan…
¿No os basta la perversidad de vuestro mundo?


¡Oh inútil defensa que en mi mente articulo!
Si ellos no entienden, no comprenden cosas buenas,
no comprenden que nuestro amor es el más bello
embrujo en el que se quiebra la maldad, el odio de esta tierra.
No admiten que me quieras, que yo de ti dependa,
mi alegría es para ellos fastidio y molestia;
Dime, ¿qué les he hecho para que así me reprendan?
¿Les debo dicha o felicidad, que así me sentencian?


Nada les debo, sino un manojo de hipocresía
y envidia, nada les debo, sino mi llanto y sufrir.
Malditos aquellos que la felicidad escatiman!
¡Malditos los que consumen mis ganas de vivir!


Mi mundo eres tú Padre, mi vida eres tú,
dulce amado, mi anhelo es tu dicha, madre,
vuestra felicidad, hermanos.
Si debo sufrir será por vosotros,
por vosotros será este transitar amargo.
Mas si en vuestra sonrisa hallo recompensa,
no me importa que se consuman en dolor mis años!

Mirta de Eisenkölbl

lunes, 21 de noviembre de 2011

Tierra de mis recuerdos

Pompeya Buenos Aires

Te recuerdo, lejana y gigantesca,
con tus picos de cemento tocando el cielo, te recuerdo, como en
acuarela grotesca que pretende dibujar la belleza de tu suelo.


Mis ojos te descubren en un rinconcito olvidado;
un triste velo de amargura se apodera de mi cuerpo;
voces, susurros sordos, rostros y lugares desdibujados
cercenan mi carne, buscando, acaso, otros tiempos.


Siento penetrar en lo profundo de mis entrañas,
tu daga de dolor y melancolía, placer extraño.
Mi vida quedó en tus calles, en la quietud de tus plazas,
en el asombro y la alegría de una fiesta de barrio…


Te siento en mi corazón palpitar enloquecido,
siento que traes cabalgando, hasta perfume de ceibos,
cada retacito de mi vida tiene el color de tu río,
tiene mi única dicha, la de mis años pequeños.


Tu gente, tus prados, la nobleza de los tuyos…
tu enorme y puro firmamento…
el color de esta enseña que en mi pecho oculto
tratando de arrebatarla al paso del tiempo…


Ah aquellos inolvidables momentos!
Ah mi vieja Pompeya, Iglesia y plazoleta!
Ah Patricios, tibias mañanitas, noche y silencio,
Felicidad de mis años, sabor a inocencia!...
Y tú! Admirado entre los admirados!
Mi querido Barrio de General Paz,
tu eres el que simboliza mi pasado,
tú eres el signo de la libertad!!!

Mirta de Eisenkölbl

jueves, 10 de noviembre de 2011

Búsqueda

buscar a Dios

Te busco en la nítida inmensidad del firmamento,
intento oirte en el suave arrullo de la brisa,
trato de descifrar tus palabras en el laberinto de mi pensamiento,
por no hallarte, mi vida se apaga de prisa.
Sabes que en mi búsqueda no te encuentro?
que cada paso que doy me abre el corazón,
que en la soledad de mi existencia sin consuelo
eran estas plegarias el centro de mi razón...
Más hoy... en vano te busco...
Nada puedo explicarte, Tú lo sabes todo,
y sabiéndolo todo me sentencias a algo que creo injusto,
de la más cruel manera, del más despiadado de los modos...
Hoy mi vida se halla vacía,
son huecos mis pensamientos, vanos mis intentos,
si tú pudieras hablarme, cuán feliz me sentiría!
aunque tus palabras sean el comienzo de mi entierro.
...Hoy son mis compañeras martirio y angustia,
de la mano de lo imposible transito,
la soledad es el lodo que mi fugaz dicha ensucia.
Sólo soy una sombra a quien no deja de castigar el destino...

Mirta de Eisenkölbl

martes, 8 de noviembre de 2011

Palabras al cielo


Dios mío que no me fallen las fuerzas,
ésas que por ventura tú me diste,
que esta senda que hoy se me hace estrecha
me enseñe a soportar con amor, como Tú lo hiciste.
Que ésta incertidumbre que en mi pecho habita
me enseñe a ser mejor cada mañana,
y que la forma despiadada con la que mi alma lastiman
descubra en mí la comprensión que nunca me fue dada.
Oh mi Señor del alma!
si supieras cómo te imploro!
... si mis cinco sentidos se pierden con mi mirada!
Si supieras que con las lágrimas de mis ojos
riego en súplicas mis marchitas esperanzas.
Te llamo Padre, de día, de noche, a ratos te busco enloquecida,
de dolor, de amarguras, de tantas penas escondidas
y es tanta la locura de mi búsqueda
que al no encontrarte me siento vencida.
Siento que en mis súplicas te llevas mi corazón en pedazos,
siento la sangre golpear incompasiva mis mis venas,
quisiera llegar hasta tí y pedirte llorando
esa felicidad que el mundo me niega...
No sé cómo rezar, qué hacer para que me oigas,
sé que eres mi Amigo, que estás junto a mí,
pero ellos... ellos no lo saben, ellos no razonan!
Mis pobres fuerzas se derrumban ante tamaño desoír...
Padrecito del alma, si pudiera contigo conversar,
sabría entonces que no he estado equivocada,
gritaría al mundo que con su perversidad
nuestro gran amor no sufrió ni una estocada.
Dime Padre mío, lo que necesito escuchar,
dícelo a ellos, que así rompan su necedad...
Ay! si Tú no puedes hablar, estás tan distante de la maldad,
te hallas en las cosas buenas, Tú eres bondad!
y ellos no la conocen, ni la conocerán.
Desdicha la mía, lucho en soledad,
más sé Tú mis armas, mi fortaleza,
mi enorme caudal, de fe, de esperanzas,
entonces verás, nadie nos vencerá!

Mirta de Eisenkölbl

lunes, 7 de noviembre de 2011

El Siervo de Dios


Señor,
enséñame a perdonar,
a que mis ojos lloren por dentro
y mi sonrisa esparza felicidad.

Señor,
tengo una vida por edificar,
sé tú mi arquitecto y mi guía,
sé tú la cimiente y el techo de un hogar
en donde pueda alabarte cada segundo de las horas del día.

Señor,
tengo un camino por transitar,
en mi perdido andar se ha ido tanto tiempo!
tantos años sin conocer tu paz,
tanto tiempo de albergar tan mezquinos pensamientos!...

Divino Creador,
en Ti mi amor ha crecido y puja las paredes de mi cuerpo
en un intento desesperado para llegar a los demás,
aquellos que, como yo, no te conocieron
y viven la tristeza como alegría, sin saber del gran gozo que tú das.

Señor,
ayúdame a compartir esta gran verdad:
que tú amas al ser humano perdido
y que hacia ti quienquiera puede llegar
por la sangre bendita de Jesucristo.

Mirta de Eisenkölbl

martes, 1 de noviembre de 2011

Primer amor


Señor:
mi poema para tí, y con él toda mi vida.
Ser tu instrumento quisiera,
laboriosas manos en tu gran obra;
quiero ofrecerte este corazón que no olvida
que en la más triste hora,
sin mirar mis pecados, mis tropiezos,
perdón y amor, a manos llenas me ofrecías.
Cuando tus ojos santos sobre mí se posaron,
¿y quién era yo para semejante honor?
Los afanes del mundo me habían arrasado
y aún así, de misericordia se inflamó tu corazón.

Te quiero, Padre,
mis ojos, mi voz, tras de ti se van,
si mis pasos, hoy son firmes
y mi existencia de amor rebozante,
es porque comprendí que desde tu trono celestial
mucho antes que yo me amaste.

¿Cómo no darte mi corazón?
¿Cómo no sonreír y alabarte
si he recibido tu perdón,
si con tu preciosa sangre mi salvación compraste
y hacia ti tiernamente me guiaste?

¡Oh! ¡Qué grande es tu amor y qué humilde mi regalo!
Tan sólo un manojo de palabras hechas poesía...

Mirta López de Eisenkölbl

As.19.03.83

sábado, 27 de agosto de 2011

Tu gloria, Padre

mirar el cielo

Tu gloria, mi Dios, tu gloria
mi mente no puede entender,
y, a decir verdad, de ella no hago memoria
hasta que me la das a conocer.


Así como un rayo esquivo,
tal conocimiento llega hasta mí,
y al considerarlo casi no respiro,
pues que entreveo tu majestad sin fin.


Y entonces mi espíritu cae mil veces
ante tu grandeza inconmensurable,
¡Señor, quisiera yo comprenderte,
saber por qué eres el único Ser adorable!


Yo sé que Tú lo llenas todo.
Que eres Luz, lo sé muy bien,
pero tu altura, mi yo de lodo
no puede hurgar, no sabe ver...


Muéstrame tu gloria, oh Padre,
para que ante ti, postrado mi espíritu ande
todo el tiempo que en esta carne
quieras en tu voluntad darme.



Mirta de Eisenkölbl

jueves, 18 de agosto de 2011

No es del pueblo de Sapukái

No es sapuqueño
quien no ama a su pueblo;
no ama a su pueblo
quien vive en su suelo,
respira su aire,
disfruta su cielo
tan negro y sereno,
y sabe que mata
a hombres honestos,
y sabe que roba
la vaca del pobre,
la chacra del bueno.
No es sapuqueño
quien por tener más,
el futuro despoja
a un sitio que merece
una nueva oportunidad.

sapucai taller del ferrocarril

No es sapuqueño
quien le robó el corazón a Sapucai:
cada riel de sus vías,
cada tornillo y espiga
que a su taller daba vida,
y la voz que el silbato
hacía al mundo escuchar.

taller del ferrocarril en sapucai

No es sapuqueño
quien a escondidas,
con manos blancas,
metió su mano criminal
en el sangrante útero
de la expectante mamá
para robarle el infante
que su gloria iba a mostrar.

sapucai estación del ferrocarril


No es sapuqueño.
¡No! ¡No lo es!
Quien no busca el bien de Sapucai.
Es tan sólo un arribeño,
un paria sin tierra,
pues que traiciona al suelo
más noble y más bello
que al Paraguay le naciera.

No diga, pues, tal infame
que es del pueblo de Sapucai.

Mirta López de Eisenkölbl

miércoles, 17 de agosto de 2011

Para una niña, en el Día de los Niños

Ybycui

A Glenda, mi pimpollita,
flor que aroma mis mañanas,
Que me da sus energías,
Su alegría, y sus ganas
de hacer el bien a quien sea,
Doy mis besos con mis letras,
Mi caricia con mis palabras,
Y en el todo de este poema,
El más hondo amor de mi alma.

Feliz día del niño, mi corazón.

Con amor,
mamá.

Ser cristiano

culto evangélico

Ser cristiano es algo más
Que un simple rótulo distintivo
Que por ser tradicional
Adoptarlo se ha querido.

Hoy encuentro muchos seres
Que semejan a botellas,
Que títulos lucen en papeles
Sin ajustarse a lo que encierran.

¡Ser cristiano es tan alto!
¡Es el honor inmerecido
De pecadores que son santos
Por recibir a Jesucristo!

Es servir a un Rey
Que ha muerto… ¡Y está vivo!
¡Es dejar que gobierne Él
La nación del ego mismo!

Ser cristiano es ser de Cristo
La más cara pertenencia,
Es alabarle en cada respiro,
¡es la vida más perfecta!

¿Eres cristiano verdadero?
¿Has nacido nuevamente?
¡No verás el mundo venidero
Sin aceptar a Jesús conscientemente!

¡Y es fácil! “Cerca de ti está la palabra,
En tu boca y en tu corazón”;
Tan sólo esto es necesario que hagas:
¡Cree en Jesucristo como tu Salvador!

Mirta López de Eisenkölbl
31.05.86

domingo, 7 de agosto de 2011

Corazones que esperan

dos corazones


Corazón nacido blanco,
níveo papel sin borrón,
algún alma esperando
con una aguda visión
que lo escriba con sus actos
impregnados de amor,
que lo selle con el canto
de una muy sentida voz.

Corazón tornado negro,
en doliente luto sin fin,
esperando algún consuelo
de un terrenal serafín
que lo libre de este duelo
en que boga su vivir
por Aquél que es sólo bueno,
que lo amó hasta el morir.


Corazón ya redimido
del poder de la maldad,
autorizado, único testigo
del amor de la Verdad,
¿Acaso no has entendido
que por ti esperando están
el que estrena sus latidos
y el que anhela su cesar?

Mirta de Eisenkölbl

Detalles

mariposa sobre la flor

Este pequeño poema es un llamado de atención para el hombre y la mujer modernos, encandilados por las ofertas del materialismo y embretados por las exigencias de un tiempo acelerado. La autora hace notar que la perfección y la belleza están más cerca de lo que imaginamos y al alcance de cualquier persona. No hay por qué dejarlas pasar sin absorber de la exquisita sublimidad con la que pueden enriquecer nuestras vidas. ¿No?


Una mujer contemplaba admirada
cómo mudaba ante sí el paisaje,
y con trémula voz emocionada
habló a su compañera del pasaje:

-¿No es hermoso el bosquecillo de pinos
y el arroyo que se desliza salvaje?
-¡Bah! -contestóle ésta con gran desatino-
¿qué ves de lindo? ¡todos son iguales!

Así van por los vivientes caminos
disciplentes, desabridos mortales
que no pueden deleitarse en la rosa
porque siempre buscan los tulipanes,

los edenes de latitudes ignotas
que no son más que las flores del campo
cuyas simétricas perfectas formas
el genio de Dios van revelando.

Y no pueden tributar su hermosa
contemplación a lo sencillo y agreste,
con los que el alma sencilla se goza,
se enriquece, se aviva y reverdece.

Mirta López de Eisenkölbl

sábado, 23 de julio de 2011

Dulce idioma guaraní



¿Ajepa iporâite
Ñane ñe’e teeté?
¿Ajepa ijoguaha
Ndaipori ambue tetâ?

Todo lo expresa fielmente:
La dulzura del “mborayhu”,
El “asy” tan doliente,
O la bravura del “py’aguasu”

Do lo pequeño, el más pequeño,
Es un “michîmi” encantador;
Es más suplicante el ruego,
El “ajeruremi ndeve” implorador.

Todo crece o disminuye,
Se hace hondo o muy grave,
En el guaraní que fluye
Como caudal de ricas variantes.

¿Verdad que es precioso
Nuestro idioma verdadero?
¿Qué igual a él no existe otro
entre los países del mundo entero?

Mirta López de Eisenkölbl

miércoles, 13 de julio de 2011

La razón de las montañas


Poesía de ánimo para momentos de crisis

Desde el levante de tu vida
Vienes con pasos muy seguros,
Tantas nociones aprendidas
Te evitarán trajines duros
(tú piensas, lo dices, lo crees).

Mas… ¡Oh sorpresa insospechada!
Cruel despertar de un sueño errado,
En tu camino la montaña
Del sufrimiento ha brotado
(y lloras, te enojas, reniegas).

Al fin procuras esquivarla,
Pero… ¡se extiende a todos lados!
Te es imposible bordearla,
La adversidad te ha cercado…

Todos tus sueños entusiastas,
En un santiamén se esfumaron,
y ese macizo, angustia vasta,
¡Sólo admite ser escalado!
(Te duele, no quieres, no puedes).

De pronto, viste en aquella prueba
Una ocasión para aprender.
Tú escalaste la peña nueva,
Nada te pudo detener
(suspiras, te alegras, te ríes).

Y ya en la cima conquistada
Hallas un prado superior,
¡tú entendiste que las montañas
Surgen para hacerte mejor!

Mirta de Eisenkölbl