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lunes, 13 de junio de 2011
La importancia de papá - Dramatización
LA IMPORTANCIA DE PAPÁ
ESCENA 1
(Se ve a la madre escribiendo, luego se detiene y se escucha su voz (que puede ser una grabación)
MADRE: Conocimos a Cristo siendo ya de edad avanzada, cuando nuestras hijas entraron en la difícil etapa de la adolescencia. Nuestras vidas cambiaron drásticamente, sobre todo la de Martín, que de padre severo, irresponsable y poco afectuoso, pasó a ser un padre ejemplar. Sin embargo… ¡Qué dolor! Nora y Marta nunca valoraron el cambio operado en su padre. Tal vez las experiencias de la niñez marcaron profundamente sus vidas y por eso no pueden tratarle con respeto y reconocimiento. ¿Será que alguna vez podrá Martín disfrutar de la deseada demostración de cariño sincero de sus hijas?
MARTA: (Entrando impetuosamente) ¡Buenas tardes mamá! (Se agacha y besa a su madre mientras mira de reojo lo que ella está escribiendo)
MADRE: Buenas tardes, mi hija.
MARTA: ¿Qué escribís?
MADRE: Nada importante… (mirándola a los ojos) ¿Qué tal?
MARTA: (Bajando la mochila sobre una silla) Bien, mamá. ¿Sabés?... (Busca algo en el bolsillo) …la profesora… (mete la mano en el otro bolsillo)… envió un aviso… (mete la mano en el bolsillo del pantalón) …por aquí tengo la nota… (por fin saca el papel, todo arrugado, del último bolsillo que tenía) ¡Aquí está! (se la pasa a la madre).
MADRE: (Con cara de circunstancias y tomando el papel con dos dedos) ¿Esta es la nota?
MARTA: Bueno… lo que pasó es que la profe nos dio el aviso cuando salíamos al recreo… (la madre despliega la nota con mucha paciencia) …y yo la confundí con un papel que iba a tirar en el basurero…
MADRE: (lee la nota y tras un breve instante alza la cabeza y mira a su hija) Está dirigida a tu papá, él la tiene que firmar.
MARTA: Mamá… es lo mismo…
MADRE: Marta, gracias a Dios tenés un padre, él es la cabeza de nuestro hogar, debes reconocerlo como tal hasta en estos detalles.
MARTA: (Musitando) Antes no hablabas así…
MADRE: Antes desconocía lo que era mejor para nosotras, ahora tengo a Jesús y conozco su palabra, sé lo que nos conviene hacer para que seamos felices en esta vida. Una de las cosas que aprendí es el lugar que el marido debe tener en su casa, y vos, Marta, debés honrar a tu padre reconociéndolo como cabeza del hogar. Tomá la nota (se la pasa), tratá de arreglarla y dásela para que la firme.
MARTA: (La toma) Pero mamá… ¿Cómo voy a mostrársela así?
MADRE: Decile lo que me dijiste a mí. Lo entenderá.
MARTA: ¿Entender? ¿Papá? ¿De qué estás hablando, mamá?
MADRE: Marta… tu papá ya no es el de antes. Ha cambiado mucho. ¿No te diste cuenta?
MARTA: ¿Y cómo podría darme cuenta si nunca está?
MADRE: ¿Alguna vez te detuviste a pensar por qué pasa tanto tiempo fuera de casa?
MARTA: Mamá… Por favor… No discutamos inútilmente, mi día fue muy lindo para arruinarlo de esta forma… (se escucha que alguien aplaude)
MADRE: Ha de ser doña Blanca. Voy a atenderla. (Se levanta y dice mientras se va) Arreglá la nota para mostrársela a tu papá. (Marta se queda observando el papel arrugado. De pronto aparece Nora, con un rostro muy triste, baja lentamente sus cuadernos sobre la mesa. Marta la observa detenidamente).
MARTA: ¿Y esa cara de velorio?
NORA: (Dándose vuelta bruscamente) ¡Marta! No me di cuenta de que estabas allí… ¿No supiste lo que pasó?
MARTA: (Con cara intrigada) No. ¿Qué pasó?
NORA: El padre de Susana murió anteayer.
MARTA: ¡¿Queee?! (Mira confundida a su hermana)
NORA: Lo que dije…
MARTA: Pero, ¿cómo? ¡Si nosotras lo vimos el martes…!
NORA: Lo atropelló una camioneta el miércoles, cuando volvía del trabajo…
MARTA: (Se toca la frente y se sienta) ¡Pobre Susana! ¿Ya la viste?
NORA: No. Quiero que me acompañes a su casa.
MARTA: Imposible. Vos sabés cómo me afectan estos acontecimientos.
NORA: Marta… ¡contaba contigo! ¡Es nuestra obligación acompañar a nuestra amiga en su dolor!
MARTA: Sí… Lo sé… Iré contigo… (y luego agrega como en un susurro) …pero sólo por un momento…
NORA: Es suficiente, (la toma del brazo) vamos a darle la noticia a mamá.
ESCENA 2
(Se observa en el medio del escenario a una muchacha vestida de negro. Está sentada mirando ávidamente una fotografía que tiene entre las manos. Marta y Nora se acercan tímidamente, cuando Susana las ve, se pone de pie rápidamente)
SUSANA: ¡Nora! (Exclama con voz quebrada, tiende sus brazos a su amiga y ésta la abraza)
NORA: Mis pésames, Susana, acabo de enterarme…
SUSANA: Gracias (mientras se enjuga las lágrimas al tiempo que se acerca Marta)
MARTA: (Mientras la besa) Lo siento mucho, Susana…
SUSANA: Gracias Marta. (Les indica unas sillas) Siéntense.
MARTA Y NORA: Gracias (se sientan y permanecen en silencio).
SUSANA: Ustedes no se imaginan cuántas cosas se cruzan por mi mente. Mi cabeza está a punto de estallar… (se agarra de la cabeza) Todo fue tan rápido, tan triste, ¡tan horrible! ¡Papá! Papá… (mira el retrato). El domingo ustedes felicitarán a su padre y yo… sólo tendré sus recuerdos… ¿Cómo será nuestra vida sin él? (De pronto mira a las chicas) ¿Se dan cuenta de lo que significa perder para siempre al padre? (Nora hace un gesto negativo con la cabeza mientras que Marta dirige la vista al piso) Papá era como nuestro ángel guardián…De noche nos sentíamos seguras porque él estaba con nosotros. Jamás nos preocupábamos cuando la factura de la energía eléctrica llegaba; y debo confesar que aún hoy no sabemos muchos de los precios de las cosas que compramos del supermercado…Comíamos sin que nosotros moviéramos un dedo para obtener la comida… Además, papá era el que animaba a mamá tras un día de ardua lucha en la casa, con los niños. Y ahora… ¿Qué hará mamá? ¡Está destrozada! Seguramente tendrá que salir a trabajar y yo me quedaré con mis hermanitos… ¡Oh qué cambio tan drástico! ¡Qué grandioso desorden! ¿Cómo hemos de soportar su ausencia? ¿Cómo podré vivir sin su cariño, sin su apoyo, sin su protección? (mira a su amiga) ¡Oh Nora! ¡Nora! Ojalá todo fuese tan sólo un sueño, una horrible pesadilla… (Mete su cabeza en las faldas de su amiga y llora. Nora y Marta también lloran).
ESCENA 3
(Se ve a las hermanas escribiendo una frente a la otra. La madre cruza por la habitación y sonriendo mira a las niñas al tiempo que sale por el lado opuesto. Marta se lleva el lápiz a la boca)
MARTA: Nora…
NORA: ¿Si? (sin alzar la vista)
MARTA: ¿Podés estudiar?
NORA: No.
MARTA: ¿Por qué?
NORA: Me afecta mucho lo de Susana (mirando a su hermana).
MARTA: A mí también me dejó pensando. ¿Te das cuenta, Nora, de todas las cosas que papá tiene que hacer para que nosotras vivamos así?
NORA: Lo estuve pensando… Y también pensé en lo que pasaría con nosotras si Dios quisiera llevarse a nuestro papá.
MARTA: Ni lo pienses, Nora, por favor.
NORA: Pero ya ves, puede pasar.
MARTA: Sí, pero lo importante es que papá vive y que pasado mañana será su día, ¿qué le vas a regalar?
NORA: Yo había pensado comprarle un par de medias…
MARTA: Yo también…
NORA: …pero después de analizar lo que hace papá por nosotras, cambié de idea. Compraré algo más valioso con el dinero de mi alcancía.
MARTA: ¿De tu alcancía? ¡Pero estabas juntando para comprarte una radiograbadora!
NORA: La compraré, Marta, aunque tardaré un poco más en hacerlo. Lo que quiero ahora es demostrar a papá cuánto lo quiero.
MARTA: (Entusiasmada) Yo no tengo mucho dinero, pero lo que tengo me alcanza para hacer una linda torta. ¿Qué te parece?
NORA: Me parece genial. Te ayudaré (Alza la vista y ve venir a su madre) Shhh, que hay moros en la costa.
MADRE: (Colocando un jarrón con flores sobre la mesa) ¿Qué están cuchicheando ustedes?
MARTA: Comentábamos lo de Susana. ¿Verdad que es triste?
MADRE: (Pensativa) Sí… es muy triste…
NORA: Pero nosotras tenemos un papá todavía y vamos a demostrarle que lo queremos mucho.
MARTA: (Mirando a Nora) Nora… Acordate que mamá es una espía de papá. (Todas ríen).
ESCENA 4
(Se ve a las chicas afanadas en ordenar la sala. Marta trae una torta y la coloca sobre una mesa en el medio del escenario.)
NORA: No deberías hacer esto, Marta; después de todo, recién mañana es el Día del Padre.
MARTA: Es que no puedo esperar más. ¿Te imaginás si descubre la torta en la heladera? ¡No podré disfrutar de la cara que pondrá cuando vea su torta! Ah no, eso no me pasará.
NORA: Bueno, me convenciste, pero mi regalo se lo doy mañana.
MARTA: Como quieras, pero apurate, ya es su hora. (Siguen arreglando la casa pero miran continuamente el reloj. Marta sale a la puerta y mira. Vuelve otra vez, se la ve inquieta) Nora… papá no viene…
NORA: Sí… y ya es tarde… no suele atrasarse tanto… (se pasean nerviosas por la sala. De pronto, oyen un ruido y salen corriendo. Frenan en la puerta y se escucha una voz masculina).
VECINO: Buenas noches, señoritas.
NORA Y MARTA: (Decepcionadas) Buenas noches… (Vuelven a sus asientos e inclinan la cabeza)
MARTA: ¿y si le pasó algo?
NORA: (La mira) Voy a encender la radio para escuchar las últimas noticias. (Enciende el aparato y se escucha música, luego)
LOCUTOR: Interrumpimos la programación para brindarles más detalles del lamentable accidente (Nora y Marta se miran horrorizadas) protagonizado por dos unidades del transporte público de pasajeros, en el que perdieron la vida cinco personas y una veintena resultaron con heridas. Los ómnibus estaban al servicio de las líneas 23 y 40. Ambos chocaron frontalmente sobre la avenida Cacique Lambaré. Seguiremos informando en el Noticiero segunda edición. (Se escucha la música otra vez y Nora apaga la radio).
NORA: (Mira a su hermana con desesperación) Marta… papá… ¿Será que…
MARTA: Es su hora y su colectivo… Por algo no estaba llegando…
NORA: (Ambas lloran) Pobre papá, nunca le podremos decir cuánto le agradecemos lo que hizo por nosotras.
MARTA: ¡Oh Señor! Yo quiero ver a mi papá… No permitas que sea él uno de los que se murieron en el accidente…¡Tráelo nuevamente a casa! ¡A casa! ¿Cómo podríamos vivir sin él?
NORA: (De pronto llega el padre pero las chicas no se dan cuenta) Dios mío, perdóname porque muchas veces no le di a mi papá el valor que merecía…Estaba con nosotras y no le apreciamos… y ahora… (llora; el padre se inclina sobre sus hijas y pone sus manos en sus hombros, mientras que susurra a sus oídos)
PADRE: Mis niñas… (Ëstas alzan el rostro y exclaman)
NORA Y MARTA: ¡Papá!
MARTA: ¡Papá! ¡Estás vivo!
NORA: ¿No te pasó nada? Nosotras creímos que…
MARTA: (Está a punto de decir algo pero Marta le arrebata de la boca las palabras) Oh, no importa lo que creíamos! Papá… Nosotras… yo… te doy gracias por darme un papá como vos.
NORA: Además, apreciamos todas las cosas que hacés para que nosotras podamos desarrollarnos digna y saludablemente… (saca un paquete de debajo de la mesa) ¡Felicidades!
MARTA: (Arrojándosele al cuello) Sí, felicidades, papá!!!
El niño y su familia - Dramatización
Relator: la vida es una jungla (se oye un fondo característico, pajarracos, leones, etc.) inmisericorde para un pequeño niño… (Se ve a un niño que entra con mucho temor, mirando hacia todos lados) Miles de ojos (se descubre un sector del escenario cubierto de ojos, el niño se asusta y mira hacia otra parte) estudian sus movimientos a fin de devorar sus capacidades, su futuro, su felicidad… son ojos de seres salvajes (se oye un rugido, el niño tiembla), con mentes sagaces y apariencia agradable. (Dos personas se asoman por el lado opuesto. Paquito se esconde).
Pérez: Señor, hay personas que se quejan y yo creo que tienen razón. Una novela es fuerte para un horario en que los niños están despiertos. Además… la propaganda de los cigarrillos entre los espacios de los dibujitos animados… y la de cerveza… a mi me parece que no están bien… ellos no son los compradores que buscamos…
Señor Moreira: ¡Ay Pérez! Usted es un hombre muy noble e ingenuo, si nuestros clientes nos piden que emitamos las propagandas de las películas de trasnoche en los espacios religiosos, ¿qué podemos hacer? Ellos ponen la plata, nosotros hacemos lo que piden. Además… los niños tienen que saber la realidad de la vida, y tenemos que asegurarnos de que se transformen en consumidores del producto, de otro modo, ¿cómo subsistirán las grandes empresas?
Pérez: (Entre dientes) Mejor sería que se fundiesen
Señor Moreira: ¿Cómo dice?
Pérez: eh… digo que hagamos como si las quejas no existiesen
Señor Moreira: así es, lamentablemente! En este negocio hay que ser insensibles. (Los hombres se van, Paquito sale de su escondrijo, continúa escuchándose el sonido de la jungla).
Relator: En esta jungla peligrosa del mundo pocos tienen en cuenta que la mente del niño es como una arcilla fácilmente impresionable. Que las experiencias de la niñez son guardadas por la mente, transformándose en la sombra que oscurece el futuro o en las luces que lo alumbrarán. (Una niña viene corriendo y se esconde detrás de Paquito).
Niña 1: ¡Ay, por favor! ¡Por favor! Escóndeme de mi padrastro, es un hombre muy rudo… (Se escucha una voz muy grave y potente)
Padrastro: ¡No corras, tarde o temprano te voy a alcanzar!
Paquito: escóndete aquí (hace que se baje)
Padrastro: ¿Dónde estás sin vergüenza? Ya vas a ver cuando te agarre… (el padrastro sale después de un momento)
Paquito: ahora podes salir, ya no hay “moros en la costa”.
Niña 1: ay, gracias. (Llora). Estoy cansada de vivir así, mi padrastro es un hombre malo, me golpea por tonterías. Me pega con cables y me lastima... De noche tengo horribles pesadillas, y yo me pregunto, ¿será que alguna vez voy a ser feliz?
Paquito: ¡Seguro que sí! Pero ahora… ¿qué vas hacer?
Niña 1: no sé… no sé… (Se va llorando) no sé…
(Vuelve a esconderse de los horribles sonidos de la jungla, Paquito se espanta)
Relator: el niño no puede sobrevivir solo en la jungla… es crédulo e inocente como una ovejita.¡Qué presa fácil es para el astuto lobo! Es frágil e indefenso; jamás resistirá a la furia y fuerza de un león! El niño no puede percibir las intenciones más hondas de los que tienden trampas…
Paquito: ¡Ay! (cae en un pozo) ¡sáquenme de aquí! ¡Por favor! ¡Sáquenme de aquí! ¡Socorro! ¡Auxilio!
Relator: Dios, el Creador del Universo, determinó que el hombre iniciase su existencia como un embrión en el seno materno, y nueve largos meses harían que la madre sintiese al niño como parte de su vida, durante los siguientes dos años, el bebé necesitará los amantes y diligentes cuidados de su madre. Hasta su alimentación fue diseñada para ahondar el cariño entre ambos.
Dios terminó que el niño naciera en el seno del matrimonio para que pudiese recibir toda la atención, protección, adiestramiento, ejemplo y disciplina, indispensables para el desarrollo de una personalidad equilibrada y útil a la sociedad.
El niño no puede andar solo por la jungla… su vida estará destruida antes de comenzar… (Se escucha nuevamente: ¡socorro! ¡Auxilio! ¡Sáquenme de aquí!)
Mamá: ¡Paquito! ¡Paquito!
Paquito: ¡Mamá! ¡Auxilio! ¡Mamá!
Mamá: ¡Paquito! ¿Dónde estás?
Paquito: en el po…
Mamá: ¡Ay! (cae también en el pozo, y
ambas voces se unen para gritar: ¡auxilio! ¡Socorro! ¡Sáquennos de aquí!)
Papá: ¡Paquito! ¡Paquito!
Paquito: ¡Papá! ¡Papá!
Papá: ¿Dónde estás?
Paquito: ¡No sigas caminando! ¡Hay un pozo muy hondo! ¡Mamá también está aquí!
Papá: ¿Qué?
Mamá: yo también estoy dentro del pozo
Papá: ¡Tranquilícense! Los sacaré enseguida (se agacha y hace como que se esfuerza mucho, primero sale el niño)
Paquito: ¡Gracias, papá! ¡Muchas gracias! ¡Te prometo que no volveré a escapar! ¡Te prometo que no volveré a salir solo a la calle! ¡Te prometo que jamás me quejaré cuando me pidas algo! ¡Te prometo que los voy a respetar y querer mucho más que antes! Te prometo…
Mamá: Paquito, ¡deja que tu papá me saque de aquí Y después sigue prometiendo…
Paquito: ¡Ay, si! (el papá se agacha y saca a la esposa)
Mamá: ¡Gracias, Osvaldo!, en cuanto a ti muchacho, tus muchas promesas no detendrán el castigo que tu padre te dará.
Papá: Es cierto, pero algo me hace sospechar, que ya recibió otra forma de castigo.
Paquito: Es cierto papá, no podemos huir de la presencia de Dios. Y si un hijo suyo peca, seguramente El intervendrá. Ésta experiencia podía haber sido fatal, pero Dios tuvo misericordia y me mostró lo importante que es tener padres que amen a Dios, que se amen, y amen a sus hijos.
Papá: y aunque vos no lo creas, a nosotros nos hizo ver que no te prestamos la atención que necesitabas. Nosotros te empujamos a reaccionar. Perdónanos hijo.
Paquito: ¡Seguro! ¡Papá! (los tres se van)
Relator: Paquito camina por la vida protegido y cuidado por sus padres. Llegará a ser hombre correcto, confiable, satisfecho de sí mismo, fiel, atento, respetuoso. Un día formará su propia familia y trasladará a sus hijos estos valores. Pero… la vida seguirá siendo una jungla (rugidos, aves) que destruye a cuanto simple e indefenso se adentre en ella. Si eres padre, cuida a tus niños; si eres niño, no subestimes el peligro que existe fuera de tu hogar; si eres maestro, haz todo lo posible para que tus alumnos aprendan a utilizar las armas que Dios da para vencer al enemigo. Si no eres nada de esto, eres la persona adecuada para proteger, ayudar, enseñar a cuanto niño se cruce en tu camino.
Si no te sientes aludido... deberías preocuparte...
sábado, 4 de junio de 2011
PATRIA, Dramatización para el Día de la Patria en Paraguay
COMENTARIO DE LA OBRA: Esta representación escrita por Mirta de Eisenkölbl es ideal para festejar el Día de la Patria en Paraguay, especialmente cuando se quiere hacer un recuento de los eventos más importantes de su historia. Es una obra que llama a la reflexión, especialmente a los jóvenes, para despertar en ellos un sincero amor a la Patria.
Una joven llora desconsoladamente. Está de pie y apoya su rostro contra una pared. Dos chicas estudiantes pasan y la miran. Una de ellas hace un gesto con el rostro a su amiga, como diciendo “¿Y ésta?”. La otra se lleva el dedo a la sien y lo gira de un lado a otro, como respondiendo “Está loca”. Le hacen un gesto despectivo y pasan de largo. Otra estudiante pasa, se detiene bruscamente, quiere ayudarle, está a punto de tocarla cuando mira su reloj, hace un gesto como diciendo “¡Qué tarde es!”, y continúa su camino rápidamente. Tras ella pasan una pareja de noviecitos, estudiantes también, tomados de la mano. El joven la mira y se conmueve, se dirige hacia ella sin soltar a su novia, está a punto de tocarle el hombro cuando su novia lo estira bruscamente y se lo lleva a rastras. La joven continúa llorando amargamente. Al fin pasan 3 jóvenes estudiantes conversando animadamente. Al escuchar el llanto se detienen y la miran por un instante, se hacen gestos como diciendo “Hablale vos”. Dos de ellos se encogen de hombros y siguen su camino, el tercero se queda sin saber qué hacer, finalmente la toca suavemente por el hombro.
ESCENA I
MARIO: Perdón… (la joven se da vuelta lentamente, su rostro está cubierto de lágrimas) ¿Te pasa algo? ¿Puedo ayudarte?
PATRIA: ¿Querés ayudarme? ¿De verdad querés ayudarme?
MARIO: y… si puedo…
PATRIA: (Hace como que va a responder pero luego baja los brazos y se sienta sobre un tronco que está a su lado) No se si alguien podrá aún ayudarme… Prácticamente está todo perdido…
MARIO: Quien sabe, por ahí tiene solución. Después de todo “la esperanza es lo último que se debería perder? ¿Verdad?
PATRIA: Es cierto… pero… sos tan chico… tenés tan pocas fuerzas…
MARIO: Bueno… (dobla el brazo y muestra su músculo) Para mi edad, tengo mucha fuerza…
PATRIA: (Suspirando) Me recordás a otros hombrecitos que hablaban como vos. Ellos quisieron ayudarme… Dieron todo lo que pudieron… Por el sacrificio de ellos y de otros como ellos es que continúo viva… aún tengo un nombre, una fama, un honor…
MARIO: Sós muy extraña, muy misteriosa… ¿Cuál es tu historia? ¿Cómo te llamás? (se sienta junto a ella)
PATRIA: (Levantándose con dignidad. Parece una reina, pero lleva el vestido raído y un bolso cruzándole el tórax) Me llamo Patria.
MARIO: (Se levanta bruscamente) ¿Estás bromeando? ¡Nadie se llama así!
PATRIA: Es que sólo hay una Patria.
MARIO: Bueno (calmándose), está bien, después de todo hay cada nombre… fijate que a uno le llamaron “Prepucio”, y uno no tiene la culpa del nombre que le ponen.
(La joven se sienta lentamente. En ese momento se escucha un silbido agudo seguido del grito “¡¡Ejupy!!”que parece provenir de lejos. Mario muestra la palma de la mano como diciendo “esperá”. Luego se sienta junto a Patria)
MARIO: Son mis amigos, no te preocupes por ellos. Continuá con tu historia, me interesa.
PATRIA: Gracias… Nací por amor, por el amor que hacia mí tuvieron unos jóvenes cansados de servir a gente que nada tenían que ver conmigo…
MARIO: (Se levanta confundido) Esperá, esperá un momento. No te entiendo… (parece que de pronto comprende algo) Pero… (sacudiendo la cabeza) ¡No! No es posible. Aunque… Sí… puede ser… (Pensativo y sumamente serio. Finalmente rompe el embarazoso silencio preguntando decidido) ¿Cuándo naciste?
PATRIA: (Con gran seriedad, como sabiendo que ese era el momento más crítico de la conversación) El 15 de mayo de 1811.
MARIO: (Se queda boquiabierto) ¡Es una broma! ¡Me estás tomando el pelo! (justo en ese momento sus amigos se aproximan tímidamente)
PATRIA: Hablo muy en serio. Jamás bromeo.
MARIO: Pero… ¡La Patria no es una mujer! ¡Es una tierra, es una bandera, es un himno! ¡Es la historia!
PATRIA: Sí, es cierto. Pero la Patria también sos vos… son tus amigos… (se sienten descubiertos y no tienen más remedio que unirse al grupo, cabizbajos) Son los que no pueden hablar, y los que no saben hacerlo… son mis peces que mueren en el río… son mis árboles robados de mi tierra… son mis cerros reducidos a la nada, y el agua pura y bendita enturbiada por mercenarios y traidores. La Patria somos todos, pero nadie se da cuenta… (se da vuelta y corre nuevamente a la pared para seguir llorando desconsoladamente. Se cierra el telón.)
ESCENA II
(Los jóvenes permanecen mudos en la esquina opuesta al sitio donde la joven llora)
RAMÓN: Jaha, itavyrai upéa!
JOSÉ: Sí, vamos. Andá a saber si no te están tendiendo una trampa.
MARIO: Si fuera así, ya se habría manifestado… No sé… hay algo especial en ella… algo sublime… ¿y si dice la verdad?
JOSÉ: ¿Te volviste loco, Mario? ¡¿Cómo se va a personificar la Patria?! ¡Es como si creyeras en que los Reyes Magos vienen en persona cada 6 de enero!
MARIO: Pero lo que dice es tan razonable… (todos se quedan en silencio, Patria sigue llorando)
RAMÓN: (Mira a Patria y se siente culpable) Y… vamona a escucharle un poco más, total, ya no nos van a dejar entrar en la escuela…
MARIO: (Mirando a José) ¿Estás de acuerdo, José?
JOSÉ: Bueno.
MARIO: (Contento) ¡Gracias, amigos! (se da media vuelta y se dirige al sitio donde está Patria. Le toca el hombro) Patria… (ella se da vuelta lentamente. Todos sus movimientos son regios, dignos) Mis amigos y yo estamos dispuestos a escucharte. ¿Verdad? (mira ansioso a sus amigos)
RAMÓN Y MARIO: Sí, sí, claro.
PATRIA: Les agradezco (se seca las lágrimas y retorna lentamente a su sitio). Como le estaba diciendo a Mario, nací por amor el 15 de mayo de 1811. Aunque, en realidad (mete su mano en el bolso y saca una especie de relicario), fui amada mucho antes de que naciera el mismísimo Estados Unidos. En aquel entonces, murió por mí un joven noble e ilustre llamado José de Antequera y Castro… (les muestra la foto)
JOSÉ: (Entusiasmado, mientras Ramón agarra el relicario) Sí, sí. La profe nos contó la historia.
RAMÓN: (Mirando la pintura en el relicario) Emañamina, ipora vaecue… Ha’e omano Menandi…
JOSÉ: (Empujándole) ¡Mba’e imenandi!
PATRIA: Añetete oheíva. Omano avei upéro Juan de Mena, cherehe rupi… (Ramón se agranda. Patria recoge el relicario y saca un trozo de hierro) Cuando fui bebé me pusieron en cuna de hierro porque muchos querían secuestrarme, e inclusive matarme.
JOSÉ: (Mirando a sus compañeros) José Gaspar Rodríguez de Francia lo hizo.
PATRIA: En poco tiempo, gracias a su celoso cuidado, me hice fuerte. (Mete el hierro y saca una pluma) La belleza me llegó por el gobierno sabio de otro gran hombre…
RAMÓN: ¡Don Carlos upe’a!
JOSÉ Y MARIO: (Al unísono) ¡Shhh!
PATRIA: Durante su gobierno me convertí en una envidiable princesa. Aún la augusta Inglaterra me miró con recelo cuando obtuve, después de ella, el 2º puesto mundial en calidad de hierro. Y no era para menos, entonces yo producía mi propia tela, y en mi fundición se fabricaban mi azada y mi cañón. Me convertí en un verdadero peligro para todos los que tenían algún interés sobre estas zonas. Mis hijos eran fuertes e ilustres… Mi tierra era pródiga en frutos… La palabra, la ciencia, la cultura y los altos ideales eran difundidos en las páginas del Paraguayo Independiente, mientras que el tren, el gigante de hierro que conmovía los cimientos de la América, todo un boom tecnológico en esa época, cruzaba mi extensión uniendo los pueblos. El horizonte del futuro se abría ante mí como una grande y ancha sonrisa… (suspiro y silencio) Entonces…
RAMÓN: ¡Entonces el Mariscal lo fundió todo!
JOSÉ: Sí. (Con seriedad) Si no hubiera sido por él…
PATRIA: Si no hubiera sido por él, tal vez yo ya no existiría… Él fue un gran hombre, sé que es muy criticado, pero a los grandes protagonistas de la historia hay que juzgarlos por las circunstancias de su tiempo. Él hizo todo lo que pudo por mantener mi grandeza, sin embargo, nadie puede sostenerse en pie cuando hay un poderoso acuerdo para destruirte… Pese a que fui arrancada de mi sitial (saca una pistola de madera y la mira largamente), fue precisamente en aquella negra y fatídica hora cuando recibí de mis hijos las más grandes muestras de amor… (De pronto mira a los jóvenes con ternura y con dolor) Ellos, mis pequeñitos, murieron en Acosta Ñu por no entregarme a los extranjeros. Defendieron con sus vidas cada palmo de terreno con la esperanza casi cierta de que los paraguayos que vendrían después de ellos devolverían al Paraguay la gloria que le fuera arrebatada… Si ellos supieran… Si mis combatientes, ancianos, padres de familias, mujeres de aquella guerra, y la juventud floreciente que derramó su sangre durante la Guerra del Chaco, supieran lo que hoy está pasando… les costaría entender que esta generación tiene su misma sangre… (gime. Los jóvenes la miran. Se miran unos a otros, de sus ojos brotan lágrimas, finalmente agachan la cabeza y los cuatro se quedan llorando. Se cierra el telón).
ESCENA III
MARIO: (Levanta la cabeza y se enjuga las lágrimas) No te preocupes, Patria (está muy concentrado, no se da cuenta que en el lugar de la joven hay una bandera en su mástil), mis amigos y yo (ellos también se enjugan las lágrimas), aunque somos demasiado jóvenes, haremos lo que esté a nuestro alcance para engrandecerte. ¿Verdad?
JOSÉ Y RAMÓN: Sí, sí
MARIO: Va a ser difícil y no te prometemos mucho porque no tenemos mucha fuerza, pero estudiaremos para ser ciudadanos más dignos de ti. Demostraremos al mundo de qué está hecho el paraguayo. De garra, de amor y de honor. Ese honor que inflamó la vida de nuestros mayores en el altar sublime del sacrificio patrio.
RAMÓN Y JOSÉ: (Extendiendo los brazos al cielo, con los puños cerrados) ¡Sí!
MARIO: (Mira de pronto hacia el lugar donde debería estar la joven) ¡Patria! (mira hacia todas partes, camina de un lado a otro. Ramón se aproxima al mástil donde cuelga la bandera, lo toma y lo coloca en el centro. Todos lo siguen con la mirada).
RAMÓN: (Acariciando la bandera) Ajiijaranga, Patria…
JOSÉ: (Alzando los brazos) ¡Esto es cosa de locos! Porque… ¿vos escuchaste lo que yo escuché? (pregunta a Ramón)
RAMÓN: ¿Lo que dijo Patria mientras sacaba de su bolsón’i las cosas?
JOSÉ: (Con rostro enajenado) Sí, es verdad… ¡No fue un sueño! ¡En realidad pasó! (se agarra la cabeza) Pero esto no tiene sentido. (En ese momento pasan las 4 chicas y el muchacho que ignoraron el llanto de Patria. Aquí se puede añadir otro personaje, si lo hubiere. Ramón esconde tras de sí la bandera)
CHICOS: ¡Hola, muchachos! (María mira a Ramón y se dirige directamente a él)
MARÍA: ¿Qué escondés, Ramón?
RAMÓN: Nada, nada (suelta la bandera, Mario la agarra de un salto, la sacude, arregla sus pliegos)
TERESA: Nangana, Ramón, ahora le vas a querer tanto a nuestra bandera después de todo lo que dijiste ayer de nuestro país.
RAMÓN: (Avergonzado) Yo… no sabía lo que decía… Lo hice por ignorante…
CARMEN: Pero… ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Por qué no fueron al colegio? La coordinadora preguntó por ustedes y… para mí que llamó a tu casa, Mario.
RAMÓN: ¡Nde! Estás en problemas, che ra’a (le da unos golpes en el hombro)
MARIO: (Como para sí) Nuestro país es el que está en problemas… (los recién llegados se miran unos a otros. La misma que se llevó el dedo a la sien indicando locura, repite el gesto).
TERESA: ¡Hoy sí que todo el mundo está loco, está raro, está “imprevisible”, heihaicha ñande mbo’ehára!
JOSÉ: Sí, pero… ¿qué podemos hacer nosotros?
TERESA: Y “yo” digo (dando una entonación porteña) que podrían inventar un accidente, un robo, un secuestro, che.
RAMÓN: Ekiriri, Ekiriri, Ekiriri, Teresa. Nosotros tenemos aquí una conversación reverente.
JOSÉ: Relevante, Ramón, relevante.
RAMÓN: Reverentemente relevante. ¿Vos pio pensás que yo soy tan tavyra’i mba’e?
CARMEN: ¡Ay! (Haciendo un gesto de impaciencia con la mano) Éstos están… están raros. Vamos, ya se les va a pasar. (Se van, el joven novio se queda mirando a sus compañeros, de pronto vuelve al escenario su novia, quien lo toma de la mano y se lo lleva a la fuerza).
RAMÓN: (Da unos pasos en dirección al sitio por donde salieron todos, y con las manos en los bolsillos grita) ¡Sí, andate nomás, “dominado”! (retorna a su lugar, encuentra a sus compañeros sentados en el tronco, él se sienta con ellos y se queda en silencio)
ESCENA IV
(Se ve otra vez a los jóvenes agachados, de pronto Ramón se levanta decidido)
RAMÓN: Nambréna, ya no da más gusto esto. Me voy a jugar fútbol en la canchita.
JOSÉ: Sí, vas a jugar al fútbol, vas a chupar hasta morirte, vas a decir estupideces como todos los demás.
RAMÓN: ¿y qué? Ustedes también lo hacen…
MARIO: No, eso ya se acabó. Se acabó el tiempo de despilfarrar la vida…
RAMÓN: ¡Nde, te amargó la Patria!
MARIO: No me amargo, me despertó, me despertó a la realidad…
JOSÉ: ¡Y qué realidad!
RAMÓN: Pero… ¿Acaso lo que hagamos podrá cambiar en algo a nuestro país? Déjenle eso a los gobernantes, a los tahachis, a los maestros, a los curas y pastores, no es nuestra responsabilidad.
JOSÉ: Ya escuchaste a la Patria, la responsabilidad es de todos.
RAMÓN: Pero nosotros, nosotros somos muy jóvenes, casi unos niños
MARIO: Como aquéllos que ofrecieron su vida en Acosta Ñu y dejaron una lección que nadie pudo borrar… Yo, por mi parte, estoy decidido a cambiar la dirección de mi vida. Voy a dejar de ser el juez implacable para convertirme en un agente de cambio, comenzando con mi propia vida. Voy a hacer lo correcto, con la ayuda de Dios, y me esforzaré por ser un buen ejemplo en todo lo que haga.
JOSÉ: ¡Yo también!
MARIO: Lo primero que voy a hacer es arreglar mi situación en el colegio. ¿Quién me acompaña?
JOSÉ: Yo.
MARIO: (Dándose la vuelta) Vamos, entonces.
RAMÓN: (Corriendo detrás de ellos) Esperen, amigos, yo también, yo también quiero hacerlo.
PATRIA: (Radiantemente bella) Dios les ayude a cumplir lo que se propusieron. Si todos los paraguayos se propusieran lo mismo que estos jóvenes, en los distintos sitios en donde estén, nuestro país dejaría de ser una nación subdesarrollada para convertirse en la joya del corazón de América.
Una joven llora desconsoladamente. Está de pie y apoya su rostro contra una pared. Dos chicas estudiantes pasan y la miran. Una de ellas hace un gesto con el rostro a su amiga, como diciendo “¿Y ésta?”. La otra se lleva el dedo a la sien y lo gira de un lado a otro, como respondiendo “Está loca”. Le hacen un gesto despectivo y pasan de largo. Otra estudiante pasa, se detiene bruscamente, quiere ayudarle, está a punto de tocarla cuando mira su reloj, hace un gesto como diciendo “¡Qué tarde es!”, y continúa su camino rápidamente. Tras ella pasan una pareja de noviecitos, estudiantes también, tomados de la mano. El joven la mira y se conmueve, se dirige hacia ella sin soltar a su novia, está a punto de tocarle el hombro cuando su novia lo estira bruscamente y se lo lleva a rastras. La joven continúa llorando amargamente. Al fin pasan 3 jóvenes estudiantes conversando animadamente. Al escuchar el llanto se detienen y la miran por un instante, se hacen gestos como diciendo “Hablale vos”. Dos de ellos se encogen de hombros y siguen su camino, el tercero se queda sin saber qué hacer, finalmente la toca suavemente por el hombro.
ESCENA I
MARIO: Perdón… (la joven se da vuelta lentamente, su rostro está cubierto de lágrimas) ¿Te pasa algo? ¿Puedo ayudarte?
PATRIA: ¿Querés ayudarme? ¿De verdad querés ayudarme?
MARIO: y… si puedo…
PATRIA: (Hace como que va a responder pero luego baja los brazos y se sienta sobre un tronco que está a su lado) No se si alguien podrá aún ayudarme… Prácticamente está todo perdido…
MARIO: Quien sabe, por ahí tiene solución. Después de todo “la esperanza es lo último que se debería perder? ¿Verdad?
PATRIA: Es cierto… pero… sos tan chico… tenés tan pocas fuerzas…
MARIO: Bueno… (dobla el brazo y muestra su músculo) Para mi edad, tengo mucha fuerza…
PATRIA: (Suspirando) Me recordás a otros hombrecitos que hablaban como vos. Ellos quisieron ayudarme… Dieron todo lo que pudieron… Por el sacrificio de ellos y de otros como ellos es que continúo viva… aún tengo un nombre, una fama, un honor…
MARIO: Sós muy extraña, muy misteriosa… ¿Cuál es tu historia? ¿Cómo te llamás? (se sienta junto a ella)
PATRIA: (Levantándose con dignidad. Parece una reina, pero lleva el vestido raído y un bolso cruzándole el tórax) Me llamo Patria.
MARIO: (Se levanta bruscamente) ¿Estás bromeando? ¡Nadie se llama así!
PATRIA: Es que sólo hay una Patria.
MARIO: Bueno (calmándose), está bien, después de todo hay cada nombre… fijate que a uno le llamaron “Prepucio”, y uno no tiene la culpa del nombre que le ponen.
(La joven se sienta lentamente. En ese momento se escucha un silbido agudo seguido del grito “¡¡Ejupy!!”que parece provenir de lejos. Mario muestra la palma de la mano como diciendo “esperá”. Luego se sienta junto a Patria)
MARIO: Son mis amigos, no te preocupes por ellos. Continuá con tu historia, me interesa.
PATRIA: Gracias… Nací por amor, por el amor que hacia mí tuvieron unos jóvenes cansados de servir a gente que nada tenían que ver conmigo…
MARIO: (Se levanta confundido) Esperá, esperá un momento. No te entiendo… (parece que de pronto comprende algo) Pero… (sacudiendo la cabeza) ¡No! No es posible. Aunque… Sí… puede ser… (Pensativo y sumamente serio. Finalmente rompe el embarazoso silencio preguntando decidido) ¿Cuándo naciste?
PATRIA: (Con gran seriedad, como sabiendo que ese era el momento más crítico de la conversación) El 15 de mayo de 1811.
MARIO: (Se queda boquiabierto) ¡Es una broma! ¡Me estás tomando el pelo! (justo en ese momento sus amigos se aproximan tímidamente)
PATRIA: Hablo muy en serio. Jamás bromeo.
MARIO: Pero… ¡La Patria no es una mujer! ¡Es una tierra, es una bandera, es un himno! ¡Es la historia!
PATRIA: Sí, es cierto. Pero la Patria también sos vos… son tus amigos… (se sienten descubiertos y no tienen más remedio que unirse al grupo, cabizbajos) Son los que no pueden hablar, y los que no saben hacerlo… son mis peces que mueren en el río… son mis árboles robados de mi tierra… son mis cerros reducidos a la nada, y el agua pura y bendita enturbiada por mercenarios y traidores. La Patria somos todos, pero nadie se da cuenta… (se da vuelta y corre nuevamente a la pared para seguir llorando desconsoladamente. Se cierra el telón.)
ESCENA II
(Los jóvenes permanecen mudos en la esquina opuesta al sitio donde la joven llora)
RAMÓN: Jaha, itavyrai upéa!
JOSÉ: Sí, vamos. Andá a saber si no te están tendiendo una trampa.
MARIO: Si fuera así, ya se habría manifestado… No sé… hay algo especial en ella… algo sublime… ¿y si dice la verdad?
JOSÉ: ¿Te volviste loco, Mario? ¡¿Cómo se va a personificar la Patria?! ¡Es como si creyeras en que los Reyes Magos vienen en persona cada 6 de enero!
MARIO: Pero lo que dice es tan razonable… (todos se quedan en silencio, Patria sigue llorando)
RAMÓN: (Mira a Patria y se siente culpable) Y… vamona a escucharle un poco más, total, ya no nos van a dejar entrar en la escuela…
MARIO: (Mirando a José) ¿Estás de acuerdo, José?
JOSÉ: Bueno.
MARIO: (Contento) ¡Gracias, amigos! (se da media vuelta y se dirige al sitio donde está Patria. Le toca el hombro) Patria… (ella se da vuelta lentamente. Todos sus movimientos son regios, dignos) Mis amigos y yo estamos dispuestos a escucharte. ¿Verdad? (mira ansioso a sus amigos)
RAMÓN Y MARIO: Sí, sí, claro.
PATRIA: Les agradezco (se seca las lágrimas y retorna lentamente a su sitio). Como le estaba diciendo a Mario, nací por amor el 15 de mayo de 1811. Aunque, en realidad (mete su mano en el bolso y saca una especie de relicario), fui amada mucho antes de que naciera el mismísimo Estados Unidos. En aquel entonces, murió por mí un joven noble e ilustre llamado José de Antequera y Castro… (les muestra la foto)
JOSÉ: (Entusiasmado, mientras Ramón agarra el relicario) Sí, sí. La profe nos contó la historia.
RAMÓN: (Mirando la pintura en el relicario) Emañamina, ipora vaecue… Ha’e omano Menandi…
JOSÉ: (Empujándole) ¡Mba’e imenandi!
PATRIA: Añetete oheíva. Omano avei upéro Juan de Mena, cherehe rupi… (Ramón se agranda. Patria recoge el relicario y saca un trozo de hierro) Cuando fui bebé me pusieron en cuna de hierro porque muchos querían secuestrarme, e inclusive matarme.
JOSÉ: (Mirando a sus compañeros) José Gaspar Rodríguez de Francia lo hizo.
PATRIA: En poco tiempo, gracias a su celoso cuidado, me hice fuerte. (Mete el hierro y saca una pluma) La belleza me llegó por el gobierno sabio de otro gran hombre…
RAMÓN: ¡Don Carlos upe’a!
JOSÉ Y MARIO: (Al unísono) ¡Shhh!
PATRIA: Durante su gobierno me convertí en una envidiable princesa. Aún la augusta Inglaterra me miró con recelo cuando obtuve, después de ella, el 2º puesto mundial en calidad de hierro. Y no era para menos, entonces yo producía mi propia tela, y en mi fundición se fabricaban mi azada y mi cañón. Me convertí en un verdadero peligro para todos los que tenían algún interés sobre estas zonas. Mis hijos eran fuertes e ilustres… Mi tierra era pródiga en frutos… La palabra, la ciencia, la cultura y los altos ideales eran difundidos en las páginas del Paraguayo Independiente, mientras que el tren, el gigante de hierro que conmovía los cimientos de la América, todo un boom tecnológico en esa época, cruzaba mi extensión uniendo los pueblos. El horizonte del futuro se abría ante mí como una grande y ancha sonrisa… (suspiro y silencio) Entonces…
RAMÓN: ¡Entonces el Mariscal lo fundió todo!
JOSÉ: Sí. (Con seriedad) Si no hubiera sido por él…
PATRIA: Si no hubiera sido por él, tal vez yo ya no existiría… Él fue un gran hombre, sé que es muy criticado, pero a los grandes protagonistas de la historia hay que juzgarlos por las circunstancias de su tiempo. Él hizo todo lo que pudo por mantener mi grandeza, sin embargo, nadie puede sostenerse en pie cuando hay un poderoso acuerdo para destruirte… Pese a que fui arrancada de mi sitial (saca una pistola de madera y la mira largamente), fue precisamente en aquella negra y fatídica hora cuando recibí de mis hijos las más grandes muestras de amor… (De pronto mira a los jóvenes con ternura y con dolor) Ellos, mis pequeñitos, murieron en Acosta Ñu por no entregarme a los extranjeros. Defendieron con sus vidas cada palmo de terreno con la esperanza casi cierta de que los paraguayos que vendrían después de ellos devolverían al Paraguay la gloria que le fuera arrebatada… Si ellos supieran… Si mis combatientes, ancianos, padres de familias, mujeres de aquella guerra, y la juventud floreciente que derramó su sangre durante la Guerra del Chaco, supieran lo que hoy está pasando… les costaría entender que esta generación tiene su misma sangre… (gime. Los jóvenes la miran. Se miran unos a otros, de sus ojos brotan lágrimas, finalmente agachan la cabeza y los cuatro se quedan llorando. Se cierra el telón).
ESCENA III
MARIO: (Levanta la cabeza y se enjuga las lágrimas) No te preocupes, Patria (está muy concentrado, no se da cuenta que en el lugar de la joven hay una bandera en su mástil), mis amigos y yo (ellos también se enjugan las lágrimas), aunque somos demasiado jóvenes, haremos lo que esté a nuestro alcance para engrandecerte. ¿Verdad?
JOSÉ Y RAMÓN: Sí, sí
MARIO: Va a ser difícil y no te prometemos mucho porque no tenemos mucha fuerza, pero estudiaremos para ser ciudadanos más dignos de ti. Demostraremos al mundo de qué está hecho el paraguayo. De garra, de amor y de honor. Ese honor que inflamó la vida de nuestros mayores en el altar sublime del sacrificio patrio.
RAMÓN Y JOSÉ: (Extendiendo los brazos al cielo, con los puños cerrados) ¡Sí!
MARIO: (Mira de pronto hacia el lugar donde debería estar la joven) ¡Patria! (mira hacia todas partes, camina de un lado a otro. Ramón se aproxima al mástil donde cuelga la bandera, lo toma y lo coloca en el centro. Todos lo siguen con la mirada).
RAMÓN: (Acariciando la bandera) Ajiijaranga, Patria…
JOSÉ: (Alzando los brazos) ¡Esto es cosa de locos! Porque… ¿vos escuchaste lo que yo escuché? (pregunta a Ramón)
RAMÓN: ¿Lo que dijo Patria mientras sacaba de su bolsón’i las cosas?
JOSÉ: (Con rostro enajenado) Sí, es verdad… ¡No fue un sueño! ¡En realidad pasó! (se agarra la cabeza) Pero esto no tiene sentido. (En ese momento pasan las 4 chicas y el muchacho que ignoraron el llanto de Patria. Aquí se puede añadir otro personaje, si lo hubiere. Ramón esconde tras de sí la bandera)
CHICOS: ¡Hola, muchachos! (María mira a Ramón y se dirige directamente a él)
MARÍA: ¿Qué escondés, Ramón?
RAMÓN: Nada, nada (suelta la bandera, Mario la agarra de un salto, la sacude, arregla sus pliegos)
TERESA: Nangana, Ramón, ahora le vas a querer tanto a nuestra bandera después de todo lo que dijiste ayer de nuestro país.
RAMÓN: (Avergonzado) Yo… no sabía lo que decía… Lo hice por ignorante…
CARMEN: Pero… ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Por qué no fueron al colegio? La coordinadora preguntó por ustedes y… para mí que llamó a tu casa, Mario.
RAMÓN: ¡Nde! Estás en problemas, che ra’a (le da unos golpes en el hombro)
MARIO: (Como para sí) Nuestro país es el que está en problemas… (los recién llegados se miran unos a otros. La misma que se llevó el dedo a la sien indicando locura, repite el gesto).
TERESA: ¡Hoy sí que todo el mundo está loco, está raro, está “imprevisible”, heihaicha ñande mbo’ehára!
JOSÉ: Sí, pero… ¿qué podemos hacer nosotros?
TERESA: Y “yo” digo (dando una entonación porteña) que podrían inventar un accidente, un robo, un secuestro, che.
RAMÓN: Ekiriri, Ekiriri, Ekiriri, Teresa. Nosotros tenemos aquí una conversación reverente.
JOSÉ: Relevante, Ramón, relevante.
RAMÓN: Reverentemente relevante. ¿Vos pio pensás que yo soy tan tavyra’i mba’e?
CARMEN: ¡Ay! (Haciendo un gesto de impaciencia con la mano) Éstos están… están raros. Vamos, ya se les va a pasar. (Se van, el joven novio se queda mirando a sus compañeros, de pronto vuelve al escenario su novia, quien lo toma de la mano y se lo lleva a la fuerza).
RAMÓN: (Da unos pasos en dirección al sitio por donde salieron todos, y con las manos en los bolsillos grita) ¡Sí, andate nomás, “dominado”! (retorna a su lugar, encuentra a sus compañeros sentados en el tronco, él se sienta con ellos y se queda en silencio)
ESCENA IV
(Se ve otra vez a los jóvenes agachados, de pronto Ramón se levanta decidido)
RAMÓN: Nambréna, ya no da más gusto esto. Me voy a jugar fútbol en la canchita.
JOSÉ: Sí, vas a jugar al fútbol, vas a chupar hasta morirte, vas a decir estupideces como todos los demás.
RAMÓN: ¿y qué? Ustedes también lo hacen…
MARIO: No, eso ya se acabó. Se acabó el tiempo de despilfarrar la vida…
RAMÓN: ¡Nde, te amargó la Patria!
MARIO: No me amargo, me despertó, me despertó a la realidad…
JOSÉ: ¡Y qué realidad!
RAMÓN: Pero… ¿Acaso lo que hagamos podrá cambiar en algo a nuestro país? Déjenle eso a los gobernantes, a los tahachis, a los maestros, a los curas y pastores, no es nuestra responsabilidad.
JOSÉ: Ya escuchaste a la Patria, la responsabilidad es de todos.
RAMÓN: Pero nosotros, nosotros somos muy jóvenes, casi unos niños
MARIO: Como aquéllos que ofrecieron su vida en Acosta Ñu y dejaron una lección que nadie pudo borrar… Yo, por mi parte, estoy decidido a cambiar la dirección de mi vida. Voy a dejar de ser el juez implacable para convertirme en un agente de cambio, comenzando con mi propia vida. Voy a hacer lo correcto, con la ayuda de Dios, y me esforzaré por ser un buen ejemplo en todo lo que haga.
JOSÉ: ¡Yo también!
MARIO: Lo primero que voy a hacer es arreglar mi situación en el colegio. ¿Quién me acompaña?
JOSÉ: Yo.
MARIO: (Dándose la vuelta) Vamos, entonces.
RAMÓN: (Corriendo detrás de ellos) Esperen, amigos, yo también, yo también quiero hacerlo.
PATRIA: (Radiantemente bella) Dios les ayude a cumplir lo que se propusieron. Si todos los paraguayos se propusieran lo mismo que estos jóvenes, en los distintos sitios en donde estén, nuestro país dejaría de ser una nación subdesarrollada para convertirse en la joya del corazón de América.
miércoles, 1 de junio de 2011
ATREVETE - Dramatización para evangelizar
Comentario de la autora:
Esta pieza teatral en tres actos fue escrita por Mirta de Eisenkölbl especialmente para que los jóvenes del Club Bíblico de Jóvenes del Centro de Estudios Bíblicos Ysaty, de Lambaré, Paraguay, la pusieran en escena. Lo más llamativo e interesante que se presenta en esta obra es el aporte de Hugo Menzel para mostrar a Fabián entre las llamas del infierno. Así como se muestra en la fotografía, se colocó una tela blanca sobre la cual se proyectó las llamas del infierno, detrás el joven gesticulaba al tiempo que se oían los clamores y gritos aterradores. La escena es altamente tocante. Espero que la obra les sea útil y produzca resultados para la eternidad.
Integrantes
Relator
Natalia
Arturo
Papá de Natalia
Micaela
Lucas
Fabián
Profesor
Rubén
Marcela
ESCENA 1
Relator: Natalia era cristiana. Los domingos integraba el grupo de alabanzas de su Iglesia. Como su padre era misionero, participaba de todas las reuniones de su Iglesia. Iba a todos los campamentos; inclusive, acompañó a su padre a una conferencia misionera que se hizo en el extranjero… y estaba preparándose para asistir a otra; pero Natalia era muy tímida… (Se la ve entrando en el aula de clases con sus cuadernos contra el pecho. Se sienta en la segunda fila, en el asiento pegado a la pared. Abre el cuaderno y lo comienza a hojear. Entra una pareja –Micaela y Rubén y se sientan detrás de Natalia. Un joven –Arturo- ingresa jugueteando con un celular y se sienta en la primera fila sin dejar el aparatito. Natalia los mira de reojo como queriendo saludarlos, pero como ni la miran, vuelve a hundirse en su cuaderno. Entra una niña de anteojos, y la saluda con la mano. Natalia le devuelve el saludo.) A la joven le costaba mucho manifestarse entre sus compañeros. (La pareja sentada detrás suyo habla desvergonzadamente, se dicen cosas al oído y se ríen, en clara actitud de noviazgo; Natalia mueve la cabeza demostrando desaprobación; en su rostro se nota el asombro. El compañero de adelante –Arturo- se da vuelta y descubre el gesto) Escuchaba sus temas de conversación y se horrorizaba de tan sólo pensar que podían involucrarla para burlarse de ella.
Arturo: ¡Eh, ustedes dos! ¡Paren un poco porque están escandalizando a santa Natalia!
Micaela: (Respondiendo a la observación de Arturo, toca a Natalia por el hombro y se dirige a ella, haciéndole un gesto de menosprecio) ¡Ay, qué pesada! ¿Por qué no te vas a un convento, Natalia? (Natalia la mira, se sonríe y vuelve a su posición original).
Relator: Natalia no quería problemas, así que optaba por pasar lo más desapercibidamente posible. Ésto la tornaba silenciosa y solitaria… Y aunque era catalogada como insensible y apática, nadie imaginaba la lucha interna en la que estaba enfrascada.
Fabián: (Un muchacho gordito, o que tenga alguna característica resaltante, extremadamente tímido, se sienta junto a ella y le habla como si no quisiera que alguien escuche la conversación) Hola, Natalia…
Natalia: Hola, Fabián. ¿Cómo estás?
Fabián: ¿Y cómo voy a estar? Mal… Parece que las cosas nunca cambiarán para mí…
Natalia: Vos sabés que sí pueden cambiar, si aceptaras…
Fabián: (Corta bruscamente) Mirá, si vas a salir con eso otra vez, me voy… (hace el amague de irse)
Natalia: (Extendiendo la mano) ¡No! ¡No te vayas! Quiero saber… por qué estás así.
Fabián: Estoy podrido de la vida. Todos saben que me cuesta estudiar, estoy luchando por no aplazarme, y cuando llego a casa con un resultado que para mí es genial, nada… silencio… nadie parece darse cuenta de mi esfuerzo… para nadie es importante… estoy empezando a creer que no soy más que un estorbo para mi familia… (parece hablar solamente para sí, y mirando a su alrededor) Para mis compañeros… (musita levantándose, sin darle a Natalia la oportunidad de responderle, se sienta en el extremo opuesto de la fila de Natalia y se queda mirándola un buen rato. Natalia hace un esfuerzo por sonreír y traga dificultosamente la saliva. En ese momento entra corriendo el alumno apostado en la puerta.)
Lucas: ¡El profe! ¡Viene el profe! (Todos se colocan en posición. El profesor ingresa a la clase saludando.)
Profesor: ¡Buenos días, alumnos!
Todos: (Parándose) ¡Buenos días, profesor!
Profesor: (Haciendo un gesto con la mano) Tomen asiento… (Todos se sientan. Fabián vuelve a mirar a Natalia. El profesor sigue hablando.) ¿Hasta dónde llegamos ayer? (Marcela se levanta con su cuaderno y lo que acontece en la clase se convierte en un murmullo lejano para Natalia, que se queda observando nuevamente a Fabián, que ahora está recostado sobre su mesa, como durmiendo.)
Relator: Fabián tenía un significado especial para Natalia; cada vez que él la miraba con esos ojos penetrantes, era como si los ojos de todos sus compañeros se clavasen en ella. Esos ojos le reclamaban… le desafiaban… le asustaban… Cada vez que Fabián fijaba en ella esa mirada convertida en un S.O.S. desesperado,
le parecía como si el clamor de ese atribulado corazón dejase de ser inaudible para juntarse con el gemido secreto de todos los demás jóvenes, formando un coro grave, quejumbroso y lastimero, una música espectral de ánimas condenadas... Para desgracia de todos, esa carga espiritual era fácil de sacudirse (Se ve a Natalia quitando la vista de Fabián y sacudiendo la cabeza como si tratase de desprenderse de un pensamiento indeseado), bastaba encontrar una razón que justificase su inacción.
Natalia: (Se oye la voz de Natalia mientras ésta abre su cuaderno) Nadie es más papista que el papa, si a él le gusta andar así, ¿qué más puedo hacer yo? Además, yo ya traté de hablarle…
Relator: De ese modo, esa convicción que la embargaba normalmente los primeros días de la semana, cuando el mensaje de la Palabra de Dios aún tronaba en sus oídos, se esfumaba con el correr de los días, porque siempre, siempre, siempre había una razón para acallar la conciencia… Y ante esa continua resistencia al Espíritu Santo, su corazón se iba haciendo cada vez más insensible…
Profesor: Natalia… (todos los compañeros se vuelven hacia Natalia) ¡Natalia Sánchez!
Rubén: (Agachándose hacia adelante, toca el hombro de Natalia.) ¡Che! El profe te está llamando…
Natalia: ¿Qué? (Responde a Rubén mientras éste le indica con el rostro en dirección del profesor. Natalia se da vuelta inmediatamente.) Perdón, profesor… ¿Qué…? ¿En qué puedo servirle…? (risas generalizadas).
Profesor: ¿En qué mundo estabas? Decía que tienes dos opciones para formar tu grupo, o eliges a Marcela (indica a una niña de anteojos que le sonríe amistosamente), o a Fabián (que lo mira malhumorado). Tú decides.
Natalia: Yo… yo… ¿Por qué no decide usted, profesor?
Profesor: Es tu privilegio, muchacha…
Arturo: Elegí de una vez. ¡Queremos irnos!
Natalia: (Tímidamente y agachando la cabeza) Elijo a Marcela (Fabián agacha la cabeza como si un mundo se hubiera desplomado sobre él).
Profesor: Bien. Fabián, tendrás que hacer el trabajo en forma individual. ¡Hasta mañana, jóvenes!
Todos: ¡Hasta mañana, profesor! (Salen. Natalia y Fabián se quedan solos. Fabián se levanta y se para frente a Natalia).
Fabián: Esperaba más de vos… Al final, sos como todos los demás… (Natalia se queda pensando. Se la nota muy triste. Finalmente se encoge de hombros, y sale silenciosamente. Las luces se apagan y se cierra el telón)
ESCENA 2
(Al abrirse el telón, se ve a los alumnos cada uno en su lugar. La única modificación es que Marcela se sienta con Natalia.)
Marcela: A ver (se sonríe y se coloca mejor en su asiento), contame cómo van tus preparativos. ¡Estoy tan ansiosa como si yo misma estuviese por viajar!
Natalia: ¡Están demasiado bien! Fijate que… (en ese momento ve a Fabián que había entrado y se detuvo frente a ella. Levanta la mano en señal de saludo.) ¡Hola, Fabián!
Fabián: (Que parece un zombie. Desvía la vista de Natalia y la clava en Marcela.) Hola, Marcela. (Natalia baja lentamente la mano y la lleva a la nuca, como rascándose la cabeza)
Marcela: Hola… (Mira a Fabián y a Natalia, a Natalia y a Fabián sin entender lo que estaba pasando. Fabián se sienta en su lugar clavando, como siempre, sus ojos en Natalia. Ésta lo mira y hace un mohín con la boca.) Parece que está enojado contigo…
Natalia: Parece que sí…
Marcela: No me vas a decir que es porque me elegiste a mí… (Natalia asiente con la cabeza.) ¡Pero qué infantil es!
Natalia: No lo juzgues apresuradamente. No la está pasando bien… y yo no puedo ayudarle…
Marcela: Sí, tenés razón. Me contaron que su mamá y su hermanito viajaron para reunirse con su papá que está trabajando en la Patagonia argentina.
Natalia: Ah, ¿sí? Con que era eso… ¿Y con quién se quedó él?
Marcela: Parece que con una tía paterna que tiene cuatro hijos. Dicen que lo discrimina… (Ve que Natalia se pone mal y cambiando el tono de la voz, agrega) Aunque… vos sabés cómo la gente habla de balde … Fuera de todo esto, viven bastante bien, tienen una casa grande y un lindo coche. Tan mal no puede estar… (como Natalia continúa muda, vuelve a insistir) ¡Pero vos viajás mañana, Natalia! ¿Trajiste tu justificativo? Mirá que el martes rendimos Lengua Castellana y vos sabés que la profesora no te va a perdonar.
Natalia: ¡Ah, sí! (Revisa su cuaderno) ¡Gracias por recordármelo! (Hurga en su cuaderno, revisa sus bolsillos, abre su cartuchera, y lo encuentra allí). ¿Me acompañás a la Coordinación?
Marcela: Sí, claro (ambas se levantan y salen. Fabián se queda mirándolas y jugando distraídamente con las manos).
ESCENA 3
Relator: Natalia viajó con su padre y sus hermanas. Este viaje creó en ella muchas expectativas. Aunque ya conocía a algunas personas del lugar adonde iban, sabía que conocería a nuevos hermanos… algo le decía que sería diferente (Aquí se pueden pasar algunas fotos de la conferencia). Y así fue. Todas las actividades estaban envueltas con un aire celestial, ¡era una verdadera fiesta espiritual!, y esto hizo que los mensajes transmitidos por los misioneros, a los que estaba acostumbrada desde muy pequeña, adquiriesen para ella un sentido especial. La Palabra de Dios al caer sobre su corazón sensible y dispuesto, prendía como prende la semilla buena sobre la tierra fértil preparada para la siembra.
Voz del Predicador: (Se puede colocar la foto de algún predicador, en power point, o bien pararse alguien predicando pero dándole un efecto especial) Jesús, nuestro Señor mismo, “…al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor…” Por eso dijo a sus discípulos “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. Es necesario que nos levantemos para llevar el mensaje de Salvación, el mensaje de la Cruz; que presentemos a Jesucristo, como decía Pablo, a tiempo y fuera de tiempo, porque solamente Él puede librar de las llamas del infierno al alma perdida. Jesús murió por todos. Ahora nos toca a nosotros, los limpios por su preciosa sangre, llevar las buenas nuevas, porque “Todo aquél que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquél en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquél de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?”
Relator: Natalia tomó su decisión, como tantos otros lo hicieron en aquélla inolvidable ocasión, de romper las ataduras que la mantenían como una cristiana común. Ya no quería ser como aquel siervo que enterró su talento en la tierra. Decidió desenterrar las habilidades y capacidades que el Señor había confiado en ella (se puede escuchar como fondo la canción “Yo te prometo lo mejor de mi vida”* que cantaron Bárbara y su tío en la conferencia) y utilizarlas para alcanzar a más y más para el reino de Dios, empezando por su propio campo misionero: su casa, sus familiares y vecinos, sus compañeros de colegio… Por eso, cuando regresó a su Patria, lo primero que quiso hacer fue buscar a Fabián…
ESCENA 4
(Se ve otra vez el aula de clase. Los compañeros están sentados, todos con rostros compungidos, formando un solo grupo. Natalia entra a la clase con rostro radiante y firmeza en el paso; de pronto, Marcela se levanta y corre hasta ella. Natalia mira a sus compañeros como tratando de comprender lo que estaba pasando.)
Marcela: ¡Natalia! ¡Natalia! (todos las miran) ¡Fabián! ¡Fabián!
Natalia: ¿Fabián? (Mira el asiento vacío de Fabián. Agarra por los hombros a Marcela.) ¿Qué pasa con Fabián?
Marcela: Fabián se mató… (se lleva las manos a la cara y rompe a llorar. Natalia se queda petrificada, las lágrimas saltan de sus ojos) ¡Fue horrible! ¡Fue horrible! ¡Fue horrible! (Micaela se levanta, abraza a Marcela y la saca fuera de la clase, mientras ésta sigue repitiendo “Fue horrible”. Natalia se desploma sobre el asiento, tan muda y petrificada como antes, después se inclina sobre la mesa y rompe en un amargo llanto. Rubén se acerca a Natalia, hace como que le toca la cabeza, pero no se anima. Los hombres empiezan a secarse los ojos y uno por uno salen del aula de clase).
Natalia: (Alzando el rostro completamente cubierto de llanto, mira alrededor y se encuentra sola, se levanta lentamente y se dirige al asiento de Fabián. Pasa sus dedos sobre su pupitre) ¡Dios! ¡Yo era su esperanza, y le fallé! ¡Y ahora ya no hay más oportunidad! Ahora… (De pronto mira fijamente a la pared, como si estuviera viendo lo que imaginaba: ve a Fabián en medio de las llamas. Éste grita, con un clamor que suena ahogado y profundo: “¡Natalia! ¡Vos sabías y no me lo contaste! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¿Por qué no me libraste de esta horrible suerte? ¿Por qué no me diste el mensaje de Jesús? ¡Ahora estoy perdido! ¡Perdido para siempre jamás! ¡Naaaataaaaliaaa!” La joven vuelve a sentarse y rompe nuevamente a llorar. En ese momento, Arturo entra al aula).
Arturo: (Señalando hacia Natalia) Allí está, señor.
(Un hombre de mediana edad entra a la sala, se acerca a Natalia y pone su mano sobre su cabeza.)
Natalia: (Alzando la vista) ¡Papá! (se levanta como un rayo y abraza a su padre) ¡Papá! Fabián… Fabián…
Papá de Natalia: Lo sé, hija… Lo sé…
Natalia: Papi… él se acercó a mí y yo no lo ayudé… ¡No supe hacerlo! ¡En realidad, no me esforcé por ayudarlo! (Llora otra vez) …Y cuando le dije algo, lo hice mecánicamente… como una fórmula… Hoy ya es tarde… ¡hoy está en el infierno! (Llora y hunde nuevamente su cabeza en el pecho de su padre)
Papá de Natalia: (Suspira hondamente) Corazón, ya no se puede hacer nada por él. Y aunque sientas el peso de lo que pudo haberse hecho y no se hizo, no puedes vivir llorándolo, porque alrededor tuyo hay muchos Fabianes que necesitan del Cristo que vive en ti. Dios no te desecha, mi hija, te da una nueva oportunidad para hacer su voluntad… (Natalia alza la cabeza y seca sus lágrimas) ¿Quieres quedarte o volver a casa?
Natalia: (Mirando el asiento de Fabián) Hoy voy a llorar lo que no hice… Mañana será otro día…
Papá de Natalia: Siempre y cuando haya un mañana… (salen lentamente por la puerta, los compañeros se quedan mirando).
ESCENA 5
Relator: El suicidio de Fabián selló con fuego la decisión que Natalia tomó durante la conferencia. Para ella se hicieron vida las palabras bíblicas “Hoy es el día de salvación”. La inminencia de la muerte, la certeza de que “El que no tiene a Cristo, no tiene la vida”, está irremediablemente condenado a un castigo eterno, y el privilegio bendito otorgado por Dios de Conocer el camino para reconciliar al hombre con su Creador, la sangre preciosa de Cristo Jesús, le dieron el coraje que necesitaba para vencer la atadura de su timidez y cobardía. Lo primero que hizo, una vez repuesta del impacto de la muerte de Fabián, fue pararse durante la formación general en el colegio para presentar a sus compañeros y profesores, el mensaje que podría haber salvado a Fabián.
(Aquí se presenta el Evangelio)
Así lo Vimos - Obra de Navidad para niños
Esta pequeña representación fue escrita especialmente para que los niños de la Escuela Dominical del Centro de Estudios Bíblicos Ysaty la pusieran en escena. Fue inspirada por la idea y las directrices de Hugo Menzel y escrita por Mirta de Eisenkölbl. La obra descolla por su inocencia y ternura. Requiere de una inversión importante en trajes, puesto que todos los niños visten de animalitos.
ASÍ LO VIMOS
(En escena se observan dos gallinas, un gallo, un pavo real, una vaca, un toro, un pato, dos o tres ovejitas)
GALLINA 1: (Acercándose a Gallina 2) Comadre, ¿qué pasa que todo el mundo está como loco hoy? Parece como si fuera la fiesta de Pascua.
GALLINA 2: Lo que sucede, comadre, es que el Emperador ordenó a la gente que vaya a su lugar de nacimiento para que se le haga un… un… (Haciendo un especial énfasis en la palabra) “Census”.
PAVO REAL: Censo, soberana ignorante, censo.
GALLINA 2: Bah, census o censo, lo mismo da… ¿Acaso sabes de qué se trata?
PAVO REAL: Este… bueno…
GALLINA 2: Suficiente, querido. En cuanto al “census”, ya se llevó sus víctimas. Cinco comadrecitas ya fueron a parar a la olla del mesonero, no me extrañaría que todas corramos la misma suerte.
GALLO: (Sube a una muralla y poniendo la mano en la frente, como si con esto viera mejor, mira hacia abajo) El mesón está repleto, ya no hay lugar. El patrón se está pegando el lujo de rechazar clientes, ¿se imaginan?
VACA: Ustedes dirán que soy supersticiosa, pero… no me parece que hoy es una noche común. Este día tiene algo muy singular. En el aire flotan extrañas melodías.
TORO: Tonterías, mujer, tonterías.
VACA: (Agacha humildemente la cabeza como diciendo “ya sabía que diría eso”)
PATO: Yo estoy de acuerdo con la señora Vaca. Desde que el sol se puso en el poniente apareció en el cielo un resplandor nuevo. Yo soy un admirador del Lucero Vespertino, pero hoy, no he dejado de admirar a esa estrella (señala el cielo) que crece con la noche…
TODOS: (Mirando al cielo en el mismo lugar) Ooooooh…
GALLO: Es bellísima, ¿cómo no me había dado cuenta? Yo, que debo ser un guardián para ustedes. Que conozco a los astros como a las rayas de mi pata, ¿cómo es posible que no me haya percatado de tal aparición?
GALLINA 1: Ya, no te sientas culpable. Después de todo, apareció recién esta noche. ¿Verdad don Pato?
PATO: Así, es… Me gustaría saber cuál es el motivo de su aparición, seguramente nos trae un mensaje demasiado importante.
GALLINA 1: Pregúntaselo, Cocoroó. Tú sabes hablar con la Luna, prueba con esa estrella.
GALLO: Lo intentaré... (se arregla las plumas) Ejem… (carraspea, como queriendo aclarar la voz) Señora Estrella… No solemos verla en el cielo… y yoo, digo, el señor Pato… es decir, nosotros, queremos saber qué motivo la trae por estos lugares…
ESTRELLA: Fui enviada por el Santísimo y Todopoderoso Creador de todo el Universo…
TODOS: Oooooh
ESTRELLA: …para anunciar al mundo el nacimiento del Mesías.
TODOS: Ooooh
VACA: Ya lo decía yo, algo especial estaba pasando, ¿se imaginan? ¡El Mesías! ¡El deseado, el esperado, nuestro único y verdadero Rey!
OVEJITA 1: ¿Y se puede saber dónde nacerá el Mesías?
ESTRELLA: No me fue revelada la dirección exacta, pero se me encomendó ser guía para todas aquellas personas que quisieran encontrar al Niño Dios.
OVEJITA 2: ¿Y alguien, aparte de nosotros, ha prestado atención a tu mensaje?
ESTRELLA: Tres estudiosos e importantes hombres del Oriente planean venir hacia acá con presentes especiales para el nuevo Rey que está a punto de nacer…
GALLINA 2: ¡Oh, qué emoción! ¡Cómo me gustaría saber dónde será, para ir a adorarle!
TORO: ¿Tú te crees humana? ¿No sabes que no podemos traspasar los límites de este sitio, salvo que sea en forma de comida? (la Estrella sale de escena silenciosamente).
GALLINA 2: Lo sé, lo sé, pero no me quedaré con los brazos cruzados. Eh, tú, Ternura, ven aquí.
PALOMA: ¿En qué te puedo servir?
GALLINA 2: Tú tienes alas, vuela a Palacio y tráenos novedades acerca del nuevo Rey que debe estar viniendo.
PALOMA: Con todo gusto, lo haré mañana. Tú sabes que no vuelo de noche.
GALLINA 2: ¡Qué pena! Parece que tendré que resignarme…
GALLO: (Que desde un buen rato atrás venía observando fijamente hacia abajo) ¡Miserable! ¡Yo estaría dispuesto a darle mi propia cama!
TORO: ¿Qué lo pone tan enojado Cocoroó?
GALLO: El patrón acaba de negarle alojamiento a una mujer que está a punto de tener su bebé.
GALLINA 1: ¿Y si el niño es el Mesías?
PAVO REAL: Calla, insensata. Los reyes nacen en los palacios, y no en mesones de mala muerte.
GALLO: Shhh… Sin embargo, le permitió quedarse… ¡Y vienen hacia acá!
CABRA: (Entra corriendo) ¡Un intruso, viene un intruso! ¡Y huele peor que yo!
PATO: Eso sí que es extraordinario.
BURRITO: (Asoma la cabeza) Permiso, buenas criaturas.
PAVO REAL: Si es por mí, no le dejo entrar, contaminará con su olor mi espléndido ropaje.
PALOMA: Déjenle entrar, parece tan cansado…
TORO: Adelante, compañero. Póngase cómodo.
BURRITO: Dios les pague su hospitalidad.
VACA: Disculpe mi curiosidad. ¿Trajo por si acaso usted a la mujer que está a punto de dar a luz?
BURRITO: (Comiendo mansamente) Así es.
VACA: Y, ¿desde dónde están vieniendo?
BURRITO: Venimos de Nazareth de Galilea. El viaje ha sido muy cansador, por cuanto mi ama estaba encinta, y parece que el niño nacerá esta noche.
PALOMA: Qué tierno…
VACA: ¡Qué extraña coincidencia!
BURRITO: ¿A qué se refiere?
VACA: Hemos observado cosas muy extrañas esta noche, y sabemos con certeza que el Mesías nacerá en estos días. Creemos que en Palacio se estarán preparando para presenciar el singular acontecimiento.
BURRITO: ¿En qué parte de las Escrituras dice que el Mesías nacerá en el Palacio?
PAVO REAL: Parece que tú sabes más que nadie sobre el tema.
BURRITO: No sé mucho. Pero soy buen observador. Un ángel anunció a mi ama, María, que tendría un hijo cuyo padre es Dios mismo, Él le ordenó que le pusiera por nombre Jesús, que significa Salvador. Mi amo, el noble José, recibió instrucciones de los mismos ángeles. Sé que algo muy extraordinario está pasando, y estoy convencido que el niño que está en camino es el principal protagonista.
GALLO: (Avanza sobre la muralla y mira a través de una ventana) ¡Allí están la mujer y su esposo. Parece que ella está muy dolorida. ¡Pobrecita! ¡Oh! ¡Oh! (se da la vuelta, tapándose los ojos) No quiero ver, no quiero ver! (De pronto se escucha un llanto)
TODOS: Oh!
GALLO: ¡Es un niño! ¡Es un niño! ¡Es un hermoso niño!
OVEJITA 1: Yo quiero ver…
OVEJITA 2: Y yo también! (se empiezan a empujar)
TORO: ¡Alto, alto, alto! ¿No se dan cuenta que este es un momento muy delicado?
VACA: Es cierto, querido, pero yo no puedo perderme por nada del mundo el nacimiento del Mesías, el Hijo de Dios.
PAVO REAL: Vamos, señora Aurora, hay que ser ingenua para creer tal cosa.
VACA: Yo diría que hay que ser muy ciego para no creerlo. ¿Qué más necesita escuchar para darse cuenta de que hoy Dios ha cumplido su promesa? (de pronto se escucha un aleteo, una lechuza de enormes ojos se posa junto al gallo)
GALLO: (Saltando de la muralla) Ay, Ay, Ay! Socorro! Chicas, escondan a los polluelos! Ayuda, ayuda! Espantemos a esta ave indeseable!
LECHUZA: Tranquilo… tranquilo… Vengo en son de paz… (mira hacia todas partes) Estoy buscando a un bebé recién nacido…
VACA: (Adelantándose) ¿Se puede saber para qué lo buscas y por qué has venido a este sitio?
LECHUZA: Verán, yo estaba semidormida sobre la rama de una higuera silvestre, aprovechando la tibieza del fuego que un grupo de pastores encendió para acampar. De pronto, una luz más radiante que la del sol me encandiló, era un ángel del Señor que se adelantó para hablar con los pastores, que temblaban de miedo. El ángel les dijo que en la ciudad de David había nacido el Salvador, que es Cristo el Señor, y les dio indicaciones para que pudieran encontrarlo, él dijo “hallaréis al niño envuelto en pañales (el gallo sube otra vez y se queda mirando a través de la ventana), acostado en un pesebre…
GALLO: Sin duda alguna, ese es nuestro niño…
LECHUZA: Es más, después de decir esto, el cielo se abrió para dar paso a una multitud de ángeles en perfecta formación. Y yo escuché… y yo escuché…
PAVO REAL: ¿Qué escuchaste? ¡Vamos, habla!
LECHUZA: Escuché la canción más bella que jamás alguien oyó… Aún me parece oír la letra: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”…
VACA: ¿Qué más necesitamos oír? ¿Qué dice ahora señor Pavo?
PAVO REAL: Digo que… Digo que Dios ha venido a visitarnos. Dios ha elegido este lugar, este sitio pobre, sucio, olvidado por todos, para prender en él a la Joya más valiosa del Universo, a su Hijo Unigénito. ¿Quién soy yo para tener este inmenso honor? ¡Alabado sea el Señor!
TODOS: ¡Alabado! (se arrodillan e inclinan sus cabezas hasta el suelo)
martes, 31 de mayo de 2011
COMO MI PAPÁ-Dramatización para el Día del Padre
COMO MI PAPÁ
(Parlamento escrito por Mirta de Eisenkölbl, tomando como base la canción “Como mi papá” que hiciera popular el tierno personaje Topo Gigio)
ESCENA ÚNICA
(El telón cubre la mitad del escenario. En la mitad cubierta, los niños, vestidos con la ropa de sus papás, están distribuidos en las gradas. ELI sale de detrás de la cortina. En su rostro se dibuja una sonrisa tierna que pronto refleja preocupación).
RUTH: (Entra apresuradamente. Ve a Eli y se acerca a ella) ¡Eli! ¡Eli!
ELI: (Levanta la vista) ¿Sí?
RUTH: (En tono confidencial, mientras la toma del brazo y se la lleva a un costado) Vení un rato, por favor. (Eli la mira sorprendida). Estoy preocupada, se acerca el Día del Padre y no hay ambiente de fiesta… Yo no veo entusiasmo ni preparativos, la gente apenas recuerda este día…
ELI: Es que… se recoge lo que se siembra, ¿verdad?
RUTH: No hay verdad más grande que esa, pero… es triste que nosotros no aprovechemos esa fecha para honrar a los papis de nuestra Iglesia. Ellos son un ejemplo para nuestra sociedad (Se escucha, como a lo lejos, la melodía de la canción “Como mi papá”).
ELI: Es cierto, pero no te aflijas tanto… (la toma de la mano y la dirige hacia el telón, la música aumenta de volumen. Al llegar hasta la cortina Eli le pide, con un gesto, que mire hacia adentro)
RUTH: (Se lleva las manos a la cara y exclama) ¡Qué lindo!
ELI: (Llevándose el dedo a la boca con rapidez) ¡Shhhh! (Ruth se encoge de hombros como disculpándose) Ellos se imaginan que cantan para sus papás, ¡es notable cómo les gusta esa música!
RUTH: ¡Ah! Pero entonces, ya están practicando.
ELI: No. El número no se va a presentar…
RUTH: Pero, ¿por qué? ¿No te parece que es espectacular que quieran parecerse a su papá? ¡Todos deberían ver esto! (Se abre el telón de golpe. Los niños siguen actuando y cantando como si nadie los viera. Cuando la canción está a punto de terminar, un niño mira hacia las profesoras)
NIÑO 1: (Extendiendo el brazo hacia las profes, grita) ¡Las tías! ¡Las tías!
TODOS: (Se callan bruscamente) ¡Oh! (agachan la cabeza en un segundo embarazoso. Las tías se miran una a otra).
NIÑO 2: Pero, profe… nosotros queremos cantar esa canción…
RUTH: (Haciendo a Eli un gesto pícaro) Y… ¿por qué quieren cantarla?
NIÑO 3: Porque podemos vestirnos con las ropas de nuestros papás.
RUTH: ¿Y para qué querés ponerte la ropa de tu papi?
NIÑO 3: Para parecerme a él…
RUTH: ¿Ves? (Mira a su compañera) ¿No es maravilloso? ¿Qué fórmula usaron sus padres para hacer que nazca en ellos este deseo?
ELI: (Rascándose la barbilla) Mmmm… ¡Averigüémoslo! A ver fulanita* (*el nombre de la niña a la que se pregunta), ¿por qué querés parecerte a tu papá?
NIÑA: …………………………………………* (*la respuesta que esa misma niña ha dado en privado y con antelación. El procedimiento es el mismo para todos los espacios punteados).
RUTH: ¿y vos, …………………………………………?
ELI: y vos, …………………………………………?
RUTH: Supongo que si quieren parecerse a sus padres, es porque los aman, ¿verdad?
TODOS: ¡Sííííí!
RUTH: ¿Por qué querés a tu papá, …………………………………………..?
ELI: y vos, …………………………………………?
NIÑO 4: Yo quiero a mi papá porque ………………………………………
NIÑO 5: y yo también quiero ser igual a mi papá porque ………………………………………
ELI: A ver, a ver, a ver. Una última pregunta. ……………………………….¿Qué es lo que más te gusta de tu papá?
NIÑO 6: ……………………………………………………………..
ELI: ¿y a vos, ………………………………………………..?
NIÑO 7: ……………………………………………………………
RUTH: Ya que ustedes tienen el privilegio de tener papás tan buenos, que hacen la voluntad de Dios cumpliendo con su deber de padres, ¿qué les parece si agradecemos al Señor por darles esta gran bendición? (Los niños asienten con la cabeza).
ELI: ¿Quién quiere orar?
NIÑOS: ¡Yo! ¡Yo!
ELI: Bueno, hagamos el ejercicio que nos enseñó el tío Leo, crucémonos de brazos, agachemos la cabeza y oremos.
NIÑO 8: (Ora)
ELI: Bien, ya que están vestidos así, marchemos a nuestra clase cantando la canción que tanto les gusta (la tía Eli toma de la mano a un niño y encabeza la fila, mientras salen marchando y cantando. Ruth ordena a los niños para que vayan saliendo uno detrás de otro. Cuando todos salen, toma al último y sale con él cantando).
Letra del tema “Como mi papá”
Yo quiero ser como mi papá,
me haré un bigote con la crema de rasurar,
su corbata y sus zapatos me pondré, si, si
y me iré como él a trabajar.
Como mi papá, como mi papá,
qué lindo sería parecerme a mi papá.
Yo quiero ser como mi papá,
con una escoba haré una caña de pescar,
y como él, yo pescaré,
y haré mi bote con la tabla de planchar.
Como mi papá, como mi papá,
que lindo sería parecerme a mi papá.
(Como me gusta hacer las cosas que hace mi papá)
Yo quiero ser como mi papá
me haré un bigote con la crema de rasurar,
su corbata y sus zapatos me pondré, si, si
y me iré como él a trabajar.
Como mi papá, como mi papá,
que lindo sería parecerme a mi papá.
lunes, 30 de mayo de 2011
DÍA DEL NIÑO EN VILLA PAZ-Obra para títeres
DÍA DEL NIÑO EN VILLA PAZ
Obra para títeres
Esta obra para títeres está compuesta de tres actos, puede ser la actividad principal del festejo por el Día de los Niños.
Autora: Mirta de Eisenkölbl
ACTO 1
(Aparece Don Verdoso por el lateral izquierdo. Viene escondiendo una caja entre los brazos. Camina rápido y mirando hacia todas partes. Al entrar en el patio de su casa, escucha las voces de Meterete y Susana, que también entran por el lateral izquierdo. Don Verdoso baja la caja y se esconde detrás del árbol para escuchar la conversación).
METERETE: Escuchame, Susi, cuando el doctor llegue, decile que tengo algo muy importante que decirle. Decile que me llame, por favor. Y no te olvides de decirle que es muy, muy importante… como todas las cosas que yo digo (se da aires de gran señora).
SUSANA: Sí, Tere…
METERETE: ¿Cómo que “Tere”? Yo soy la Lic. Meterete. Para algo hay que usar el título que tanto me costó conseguir… Llamame como corresponde: Lic. Meterete.
DON VERDOSO: (Repite burlonamente) Lic. Me-te-re-te… Lic. Me-te-re-te, en todo se entremete. (se escucha como un sacudón de árbol)
SUSANA: (Con miedo) Qué… Qué… ¿Qué fue eso?
METERETE: No sé, Susanita. Pero… vámonos de aquí. Este lugar nunca me gustó ¡y hora, menos!
SUSANA: Si, Licenciada… (salen por donde entraron)
DON VERDOSO: (Burlándose) “Si, Licenciada”; “Sí, Licenciada”… Grrrrrrr (se agarra la cara con las manos) ¡Cómo odio a las personas cursis, a las buenas, a las lindas, a las feas, a los negros, a los blancos…! ¡A todos! (se escuchan voces que se acercan. Don Verdoso mira hacia todas partes y se esconde otra vez detrás del árbol).
FANNY: (Entrando en el escenario por el lateral izquierdo) Pero, Válery, no te cuesta nada saludarla. ¡Hoy es el Día del Niño! Además, ella no se merece tu desprecio, es tan buena, es tan servicial…
VÁLERY: ¡Por eso! ¡Por eso! ¡Yo no me junto con esa clase de gente! (Don Verdoso se restriega las manos)
FANNY: Pues… ¡yo sí! Y ahora mismo voy a saludarla (Le da la espalda y se dispone a salir)
VÁLERY: Si te vas, ya no sos mi amiga.
FANNY: ¿Y a mí qué? (Sale por donde entró)
VÁLERY: (Se queda mirándola, y de pronto grita) ¡La amiga de mi enemiga, no puede ser mi amigaaaaaa!
DON VERDOSO: (Restregándose las manos )¡Esa es una de las mías! (Sale de su escondrijo y saluda con fingida cortesía) Buenos días, señorita. (Válery pega un feroz grito y sale corriendo. Don Verdoso se queda solo) ¡Bah! Vos te la perdés, niña tonta. Sos tan ridícula como las demás. (Se agacha para revisar su caja en tanto que se escucha un grito)
TOMASITO: “¡Diario! ¡Diario!” (Don Verdoso da la espaldas al canillita y saca de su caja una ropa, la alza, la vuelve a meter; toma otra y hace lo mismo. Tomasito vuelve a gritar) ¡Diario “XYZ”, “La mejor hora”, “Crónico” y “Populacho”! ¡Diario! (Se acerca a Don Verdoso, que sigue dándole la espalda y rebuscándose en su caja.) ¿Diario, Señor?
DON VERSOSO: ¡Qué diario ni qué diario! (Dice mientras se da vuelta muy enojado, Tomasito mira el suelo y Don Verdoso lo observa de pies a cabeza. De pronto, parece que se le ocurre una idea.) ¿Diario? ¡Ah! ¡Sí, sí, sí… Hay que estar informado…
TOMASITO: (Alza la cabeza, y al mirar de frente a Don Verdoso se asusta un poco pero mantiene su compostura) Disculpe, señor. Es que… bueno… Sucede que… ¿Es usted nuevo aquí?
DON VERSOSO: Sí. Me mudé al barrio esta semana y… (se hace del inocente, mientras juega con su pañuelo) estoy solito porque no conozco a nadie aquí. Con seguridad, vos conocés a mucha gente. ¿Verdad?
TOMASITO: Sí, conozco a toda la gente de la villa. Es más, soy amigo de todos y todos me quieren… Es decir, casi todos…
DON VERSOSO: Bueno, no te preocupes, uno no puede caerle bien a toda la gente (le palmotea el hombro). Pero yo… quisiera, por lo menos, intentar ser amigo de los demás, porque yo (con fingido tono) quiero mucho a la gente, pero la gente no me quiere… (da vuelta la cara y se lleva las manos a la cara) porque soy feo, muy feo…
TOMASITO: No, señor. Usted no es feo… Digo, usted no es tan feo… Bueno, usted tiene cosas lindas, como querer ser amigo de todos…
DON VERSOSO: Ya, (impaciente) ya, ya. No sigas. No hace falta. Soy feo y nadie me quiere, pero no me importa. Yo me amo (se acaricia el pelo) y nada ni nadie afectará mi elevada autoestima… (De pronto parece que vuelve a la realidad) Pero, volvamos a nuestro tema. Quiero hacer un lindo regalito a los niños y niñas en su día. (Se restriega las manos) Sí, un lindo regalito…
TOMASITO: ¡Qué bien! Debería ponerse de acuerdo con el doctor, porque él está haciendo lo mismo (en ese momento se asoma el ángel).
DON VERSOSO: ¿El doctor? ¿El doctor? ¿Y quién es el doctor? ¡Oh, qué poco amable soy! ¿Te gustaría desayunar conmigo?
TOMASITO: Este… Yo tengo que ir a la casa del doctor…
DON VERSOSO: Y vas a irte, pero después de hacer una obra de bien con este (se hace del inocente otra vez) pobre “prójimo”…
TOMASITO: Y…
ÁNGEL: ¡Tomasito! ¡Tomasito! (Tomasito se da vuelta pero no puede ver al ángel) ¿Te acordás de lo que aprendiste en la Escuela Dominical? La Palabra de Dios dice: “No te metas en el camino de los malos”
DON VERSOSO: (Que sí ve al ángel y lo espanta con sus brazos) ¡Cucha! ¡Cucha, entrometido!
TOMASITO: (Se aleja de Don Verdoso y responde al ángel) Pero si él no es malo, el que sea feo no significa que sea malo.
ÁNGEL: Por supuesto, pero… ¿Vos lo conocés? ¿Sabés algo de él?
DON VERSOSO: (Se pone entre el ángel y Tomasito) En mi casa tengo un vaso de chocolate caliente y un bollo para vos solito. Quiero escribir una carta para cada niño del lugar, ¿me ayudás? (lo toma del brazo y casi lo arrastra)
ÁNGEL: ¡No, Tomasito! ¡No!
(Se escucha un fondo musical y aparece en escena Rocky)
ROCKY: Y así fue engañado el ingenuo Tomasito por el astuto y malvado don Verdoso. Mientras Tomasito desayunaba y ayudaba inocentemente a don Verdoso en sus diabólicos planes de sembrar la enemistad entre los pobladores de Villa Paz, sus amigos comenzaron a buscarlo. (Rocky desaparece del escenario)
DOCTOR KURITA: ¡Tomasito! ¡Tomasito! ¿Dónde se habrá metido? (en ese momento aparece Dunga) ¡Dunga! ¡Qué bueno verte! ¿Por casualidad sabés dónde está Tomasito?
DUNGA: No doctor, yo también estoy buscándolo.
DOCTOR KURITA: (Se rasca la cabeza) ¡Qué raro! Ya pregunté a todos y nadie lo vio.
DUNGA: No se preocupe, doctor. Cuando él no vende todos sus diarios, suele ir más lejos. Ya aparecerá.
DOCTOR KURITA: Sin embargo… insisto en que es extraño. Tomasito nunca falta a nuestra reunión. Pero vamos, Dunga (le pone la mano en el hombro). Dejémoslo en manos de Dios (salen por donde entraron).
(Se escucha una música de fondo)
TOMASITO: (Sale de la casa de Don Green. Trae unos sobres en la mano) ¡Qué contentos se pondrán los niños al recibir estas cartas! Pero… para mí no hay ninguna (revisa). No importa, yo tomé chocolate y comí bollos. Eso es suficiente. Y ahora… ¡a repartir las cartas!
ROCKY: Lo que Tomasito no sabía era que aquellas cartas tenían por objeto romper la hermosa amistad y concordia que existía entre los habitantes del barrio. Así que, entregó a la Licenciada una carta que supuestamente le dirigía el doctor; a Válery, una carta firmada por Fanny; a Carmencita, una carta de Válery; y a Fanny una carta en la que Dunga le hablaba en forma grosera; y como todos debían encontrarse en la gran celebración del Día del Niño, fue allí donde se produjo el terrible encontronazo. (Se escucha una música de fondo y Rocky sale de escena).
ACTO 2
(Se observa un ambiente de fiesta, se escucha música infantil, hay globos y guirnaldas. El Dr. Y la abuela están atareados arreglando las cosas)
ÑA CANDÉ: ¡Qué lindo se ve esto, Dotor! ¡Me da ganas de ser niña de nuevo!
DOCTOR KURITA: Sí. Espero que sea una linda fiesta. Hay bocaditos y jugo, tortas y golosinas. Además, Marcelo vino con sus artilugios para divertir a los niños.
ÑA CANDÉ: Vo ningo hablás muy difícil, kara’i* dotor. ¿Mba’e lugio trajo Marcelo?
DOCTOR KURITA: Artilugio, ña Cande, artilugio.
ÑA CANDÉ: Nangana, Dr. Kurita, pe “lugio” no significa nada para mí.
DOCTOR KURITA: Artilugio son las herramientas que Marcelo usa para hacer jugar a los niños.
ÑA CANDE: Eso hubieras dicho primero, dotor. Yo ningo no soy tan letrada. Bueno, ahatama che
DOCTOR KURITA: Se va porque quiere nomás, ña Cande. Gracias por su ayuda.
ÑA CANDE: No e nada, che kara’i. Cuando gustes.
DOCTOR KURITA: La acompaño hasta la puerta. (El Dr. Sale y también Ña Cande. Por ese mismo lugar entra Válery hecha una furia)
VÁLERY: ¡Fanny! (Se agacha, busca detrás de los globos y de cualquier lugar donde se pueda esconder algo)
¡Fanny! (En ese momento entra Meterete) ¡Licenciada! ¿Vio a Fany?
LIC. METERETE: No, mi hijita, pero (con voz enojada) busco al Dr. ¿Lo has visto?
VÁLERY: No. Ni quiero verlo. Nos habló de gozo y de paz, y yo le creí. Me animé a tener amigos, y abrí mi corazón a Fanny… Ahora, descubro que todo fue un engaño. Que Fanny me odia y no me puede ver… (Se coloca en un rinconcito, se tapa la cara con las manos y llora. Meterete está a punto de ir a consolarla cuando ve que entra Carmencita y va directo hacia Válery).
CARMENCITA: ¡Válery! ¡Válery! ¡Qué feliz me siento de que quieras ser mi amiga! (Está a punto de abrazarla cuando Válery la mira horrorizada y da unos pasos hacia atrás)
VÁLERY: ¿Qué yo quiero ser tu amiga? (se pasa la mano por el ojo, como si se lo estuviera secando) Pero, ¿quién te dijo esa tontería? ¡Eso jamás se me cruzó por la mente! ¿Yo? ¿Amiga de una sirvienta? (Meterete hace un gesto negativo con la cabeza).
CARMENCITA: Pe… pero… yo recibí…. ¡oh! (se lleva las manos a la cara y sale corriendo.)
FANNY: (Se cruza con Carmencita fuera del escenario y la llama) Carmencita… ¡Carmencita! (Válery la escucha y corre a colocarse en el lado opuesto del escenario, con aire despectivo. La Licenciada observa todo sin poder comprender lo que pasa. A ella se dirige Fanny.) Licenciada, ¿vos viste a Dunga?
LIC. METERETE: No, pero tiene que venir.
FANNY: ¡Huuuy! Ese negro carbón, cuando venga le daré lo que se merece por ser grosero conmigo…
LIC. METERETE: ¡Fanny! ¿Qué estás diciendo?
FANNY: La verdad, licenciada. Es el niño más guaso me conozco. ¿Sabés qué me dijo? (Le habla al oído)
LIC. METERETE: ¿Qué? ¿Fue capaz de decirte eso? (Fanny asiente con la cabeza) Es increíble… Jamás lo hubiera pensado… Aunque, a decir verdad, hoy suceden muchas cosas increíbles… (en ese momento se acerca Válery por detrás de Fanny).
VÁLERY: ¿Y vos, mala amiga, qué tanto vas a decir de los demás si sos igual que ellos?
FANNY: Válery… No te entiendo una palabra…
VÁLERY: Vamos, tirás la piedra y escondés la mano, ¡sos una cobarde y una mentirosa!
FANNY: No soy ninguna cobarde y menos una mentirosa. ¡Me ofendiste!
VÁLERY: Sí, te ofendí, ¿y qué? ¿Me vas a pegar?
FANNY: Sí (y la toma por los pelos. Ambas se trenzan en una riña. Meterete trata de intervenir , pero no puede separarlas. Chocan contra los globos, los revientan. Tiran los adornos. En eso aparece Dunga)
DUNGA: ¿Qué les pasa? ¡Hey, chicas! (trata de separarlas) ¡paren, paren!
FANNY: ¡A vos, maleducado, te quería agarrar! (y lo tironea de la ropa, los tres continúan la pelea)
LIC. METERETE: ¡Chicos! ¡Chicos! ¡Deténganse! (En ese momento entra el Dr. Trayendo de la mano a Carmencita).
DOCTOR KURITA: (Con voz de autoridad) ¿Qué está pasando aquí? (Los chicos se detienen y bajan la cabeza, avergonzados) ¿Alguien puede explicarme lo que está pasando?
LIC. METERETE: Antes, Doctor, yo quiero aclarar algo con Ud., a solas. (Se escucha una música y se baja el telón)
ACTO 3
(El Dr. Kurita, que tiene las cartas en la mano, está con Tomasito)
DOCTOR KURITA: No podés imaginarte lo que estas cartas provocaron. Echaron a perder la fiesta del Día del Niño y causó la tristeza y la amargura de tus amigos. ¿Cómo pudiste escribirlas?
TOMASITO: Doctor… yo no escribí esas cartas…
DOCTOR KURITA: Pero todas fueron escritas por la misma persona y vos las entregaste…
TOMASITO: Sí, ya las entregué pero las escribió Don Verdoso, el nuevo vecino… (se lleva las manos a la boca). ¡Oh, no! ¡Yo le prometí que no se lo diría a nadie! ¡¿Qué voy a hacer ahora?!
DOCTOR KURITA: Ahora me contarás cómo sucedieron las cosas. Y si alguien tiene algo que decirte, se las verá conmigo. (Se ve cuando Tomasito pone al tanto del doctor acerca de lo acontecido. El ángel se asoma en la puerta y mira a Tomasito)
ÁNGEL: (Meneando la cabeza) ¡Ay, Tomasito, Tomasito! ¿Por qué no me hiciste caso? Si me hubieras escuchado, todos estarían ahora disfrutando gozosamente del Día de los Niños. (El ángel se queda observando)
DOCTOR KURITA: Bueno, Tomasito. Fuiste engañado por una persona mala y cometiste, sin quererlo, un gran daño. Eso no quita que fuiste muy imprudente y también desobediente, porque yo escucho cómo tu abuela te da recomendaciones acerca de las personas que no conoces. Debes orar a Dios reconociendo tu falta y pidiendo que Él actúe en los demás niños para que todo esto se pueda solucionar.
TOMASITO: Sí, Doctor, yo quiero orar… (y agacha la cabeza. El Doctor también la agacha; el ángel desaparece sigilosamente)
DOCTOR KURITA: Bueno, Tomasito. Dios perdonó tu imprudencia y desobediencia. Ahora debes explicar a tus amigos (todos aparecen por el lateral izquierdo) cómo y por qué sucedieron las cosas; y sobre todo, debes pedirles perdón (Tomasito asiente con la cabeza) para que reine nuevamente la armonía en Villa Paz, y… ¡Feliz Día de los Niños, muchacho! (lo abraza; Tomasito ve a los niños y se acerca a ellos, todos se abrazan. Se escucha la melodía de una música infantil).
FIN
Mirta de Eisenkölbl
* kara’i*: voz guaraní (segunda lengua oficial del Paraguay), significa “señor”.
A fin de que los usuarios de cualquier otro país puedan utilizar el material sin inconvenientes, se presenta, a continuación la conversación entre Ña Candé y el doctor.
…DOÑA CANDELARIA: ¡Qué lindo se ve esto, Doctor! ¡Me da ganas de ser niña de nuevo!
DOCTOR KURITA: Sí. Espero que sea una linda fiesta. Hay bocaditos y jugo, tortas y golosinas. Además, Marcelo vino con sus artilugios para divertir a los niños.
DOÑA CANDELARIA: Vos hablás muy difícil, señor Doctor. ¿Qué “lugio” trajo Marcelo?
DOCTOR KURITA: Artilugio, doña Candelaria, artilugio.
DOÑA CANDELARIA: Pero doctor… ese “lugio” no significa nada para mí.
DOCTOR KURITA: Artilugio son las herramientas que Marcelo usa para hacer jugar a los niños.
DOÑA CANDELARIA: Eso hubieras dicho primero, doctor. Yo, pues, no soy tan letrada. Bueno, ya me voy.
DOCTOR KURITA: Se va porque quiere nomás, doña Candelaria. Gracias por su ayuda.
DOÑA CANDELARIA: No es nada, mi señor. Cuando gustes.
DOCTOR KURITA: La acompaño hasta la puerta. (El Doctor sale y también doña Candelaria. Por ese mismo lugar entra Válery hecha una furia)…
* kara’i*: voz guaraní (segunda lengua oficial del Paraguay), significa “señor”.
A fin de que los usuarios de cualquier otro país puedan utilizar el material sin inconvenientes, se presenta, a continuación la conversación entre Ña Candé y el doctor.
…DOÑA CANDELARIA: ¡Qué lindo se ve esto, Doctor! ¡Me da ganas de ser niña de nuevo!
DOCTOR KURITA: Sí. Espero que sea una linda fiesta. Hay bocaditos y jugo, tortas y golosinas. Además, Marcelo vino con sus artilugios para divertir a los niños.
DOÑA CANDELARIA: Vos hablás muy difícil, señor Doctor. ¿Qué “lugio” trajo Marcelo?
DOCTOR KURITA: Artilugio, doña Candelaria, artilugio.
DOÑA CANDELARIA: Pero doctor… ese “lugio” no significa nada para mí.
DOCTOR KURITA: Artilugio son las herramientas que Marcelo usa para hacer jugar a los niños.
DOÑA CANDELARIA: Eso hubieras dicho primero, doctor. Yo, pues, no soy tan letrada. Bueno, ya me voy.
DOCTOR KURITA: Se va porque quiere nomás, doña Candelaria. Gracias por su ayuda.
DOÑA CANDELARIA: No es nada, mi señor. Cuando gustes.
DOCTOR KURITA: La acompaño hasta la puerta. (El Doctor sale y también doña Candelaria. Por ese mismo lugar entra Válery hecha una furia)…
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