No hay sombras en mis ojos
ni tristezas en mi llanto,
no existe rencor en mis enojos
ni desconsuelo en mi quebranto.
Clamé a Tí en la soledad de mis largas horas,
busqué el remanso tranquilo de Tu paz
busqué el sol de otra aurora
y el refugio tibio de tu amistad.
Maryam Yasminay
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Aprecio mucho su comentario. Cordialmente, Mirta Delia.