martes, 14 de junio de 2011
Soneto a Cristo crucificado
No me mueve, mi Dios, para quererte
El cielo que me tienes prometido:
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
Clavado en esa cruz, y escarnecido;
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
Muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme tu amor en tal manera
Que aunque no hubiera cielo yo te amara
Y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
Que aunque cuanto espero no esperara
Lo mismo que te quiero te quisiera.
Sor Juana de la Cruz
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Aprecio mucho su comentario. Cordialmente, Mirta Delia.