martes, 14 de junio de 2011
El amor más poderoso que la muerte
Conde Niño por amores
Es niño y pasó la mar;
Va a dar agua a su caballo
La mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe,
Él canta dulce cantar;
Todas las aves del cielo
Se paraban a escuchar,
Caminante que camina
Olvida su caminar,
Navegante que navega
La nave vuelve hacia allá.
La reina estaba labrando,
La hija durmiendo está:
-Levantaos, Albaniña,
A vuestro dulce fogar,
Sentiréis cantar hermoso,
La sirenita del mar.
-no es la sirenita, madre,
La de tan bello cantar,
Si no es el conde Niño
Que por mí quiere finar.
¡Quién le pudiese valer
En su tan triste penar!
-Si por tus amores pena,
¡oh, mal haya su cantar!,
Y porque nunca los goce,
Yo le mandaré matar.
-Si le manda matar, madre,
Juntos nos han de enterrar.
El murió a la medianoche,
Ella a los gallos cantar;
A ella, como hija de reyes,
La entierran en el altar;
A él, como hijo de conde,
Unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco,
Del nació un espino albar;
Crece el uno, crece el otro,
Los dos se van a juntar;
Las ramitas que se alcanzan
Fuertes abrazos se dan,
Y las que no se alcanzaban
No dejan de suspirar.
La reina, llena de envidia,
Ambos los mandó cortar;
El galán que los cortaba
No cesaba de llorar.
De ella naciera una garza,
De él un fuerte gavilán,
Juntos vuelan por el cielo,
Juntos vuelan par a par.
Romance anónimo
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